sábado, 28 de julio de 2018
CAPITULO 16 (CUARTA HISTORIA)
Pedro gimió por dentro, su hinchada erección dio espasmos con el deseo. Su sonrisa hizo que su corazón se hinchara, y el hecho de que ella estuviera lo suficientemente cómoda con él al mencionar que temblar la tierra, la experiencia íntima sin dudar ahora lo hacía sentir como si estuvieran atrapados en su propio pequeño mundo.
Ella me pertenece.
Pedro no pudo detener el animal posesivo necesitaba de conquistar la, abrazarla tan cerca que nunca se iría. Si lo hacía, la luz que se había encendido dentro de él moriría. Algo le estaba pasando, algo increíble. Y no quería que la sensación estimulante llegara a su fin. Poco a poco, la oscuridad dentro de él estaba siendo perseguida por la presencia resplandeciente de Paula.
Con un gruñido, le dio la vuelta, sujetando su cuerpo debajo de él, y se sentía realmente fantástico. Sosteniendo sus brazos cautiva por la cabeza, sintió la satisfacción carnal por tenerla exactamente donde quería.
-Yo estaría más que feliz de hacer que la mariposa emerja por completo - De hecho, estaba bastante seguro de que iba a volverse loco si él no conseguía estar dentro de ella muy pronto. Él quería que la condenada mariposa
extendiera sus alas, que se diera prisa y volar.
Pedro sintió su cuerpo temblar debajo de él, en parte la expresión de anhelo y en la parte precipitación. Él sabía que la estaba presionando demasiado duro, demasiado rápido, pero él no era capaz de controlar el impulso de tomarla. Al observarla, y sintiendo su clímax bajo sus dedos habían sido increíble, pero quería darle más, mostrarle que el placer de una mujer podría ser mucho más de lo tolerable. Y egoísta, que sólo quería que ella lo quisiera él.
Apretando los dientes con el dolor de querer fallársela hasta que ella gritara su nombre, observó su rostro, esperando una señal, cualquier maldito inicio de sesión que quería lo mismo que él hizo, sintió la misma forma en que se fue la sensación.
-Estoy aquí para hacer un trabajo - dijo ella con voz entrecortada.-No puedo hacer esto.
-Al diablo el trabajo. Se trata de ti y de mí. Nunca ha sido sobre el trabajo. Tienes un talento increíble, y me gustaría que haces tu magia en cada pared maldita en esta casa, pero no es por eso que te quería aquí - admitió, frustrado.
-Usted me trajo aquí a causa de mi hermana y Mauro? - Le preguntó, su voz resonó.
-Te traje aquí porque no podía dejarte ir. Es muy sencillo. Sólo te quiero -dijo con voz ronca, sabiendo que le estaba dando suficiente cuerda para colgarlo, pero no me importa una mierda.
Por una vez, controlar y mantener sus emociones bajo control no significa absolutamente nada para él - Quiero respirar en tu aroma, y juro, de ahora en adelante, el olor a jazmín siempre va a hacer mi jodidamente suficientemente duro. Quiero probar tu orgasmo en mi lengua, hacerte llegar hasta que no puedas pensar en nada más que yo. Y necesito estar dentro de ti, maldita sea, hasta que ni siquiera sepas tu propio nombre. - Pedro tragó saliva, y añadió- Entonces yo quiero que duermas conmigo, y quiero mantenerte tan cerca que nunca habrá otro momento de preguntarse si alguien te quiere, porque lo hago yo, Paula. Te quiero lo suficiente para compensar por cada persona en tu vida que no lo hicieron.
Ella lo miró, su expresión con la boca abierta completamente aturdida.
-No soy nadie especial. No entiendo.
Pedro dejó caer la cabeza hacia su hombro con un gemido, sabiendo que había hecho un completo ridículo fuera de sí mismo.
-Eres especial. Eso es lo que estoy tratando de decir.
Ella tiró de sus muñecas, y Pedro la soltó a regañadientes. Su mente y
su cuerpo estaban gritándole para mantenerla a ella, pero era evidente que no entendía cómo se sentía. Demonios, ni siquiera se entendía él mismo. Sus sentimientos por ella estaban fuera de control, loco, pero no podía dejar de ser un loco. Sus emociones eran más fuertes que su sentido común.
Esperando que ella se lo quite de encima, Pedro se estremeció al sentir sus manos vacilantes empujando debajo de su camisa y su espalda, explorar y vagar a través de su piel desnuda. Sus labios contra su oreja, susurró:
-Estoy sin hogar y apenas sobreviviendo. Mis pechos son demasiado pequeños, y yo no soy seductora. Sólo he estado con un hombre en toda mi vida, y el sexo no era algo que realmente quería o pensaba que necesitaba. Pero estoy empezando a desear, y eso me asusta. No sé por qué me quieres, pero puedo garantizar que quiero más. Yo sé que no debería estar diciendo cómo me siento, pero no puedo dejar que pienses que no te quiero de vuelta. Porque lo hago. Te quiero tanto que duele.
Pedro levantó la cabeza, con una expresión de incredulidad mientras empezaba a ahogarse en sus ojos de chocolate. Sus palabras hicieron que quedara completamente aturdido, pero necesitaba entender que quería más.
-No me importa de dónde vienes, o la cantidad de dinero que haces o no tienes. Sólo quiero estar contigo por lo que eres. Eres valiente, talentosa, inteligente, sexy y completamente loca para querer un deportista cojo, fracasado como yo, pero me alegra que lo hagas - respondió con voz temblorosa, bajo sus emociones fuera de control. Paula había golpeado ligeramente en su bienestar emocional escondido, y él estaba enredado en una red de necesidad con tanta fuerza que no podía liberarse a sí mismo, y no estaba seguro de que quería escapar.
-Basta.- Paula clavó sus manos en su pelo y tiró de su cara a la de ella.-Eres el hombre más amable que he conocido en mi vida, eres muy guapo y atractivo, y no me importa nada si no se puedes jugar al fútbol . Y creo que tu ex-novia estaba bien loca o era muy superficial si ella no podía ver lo que había hecho. Te quiero por lo que eres, también. Ni siquiera entiendo de fútbol. Es sólo un juego tonto.
-Whoa! Espera. No llames al fútbol tonto -le regañó con voz burlona, descansando su frente contra la de ella-Fue toda mi vida durante años.
-Quizás es el momento de hacer una nueva vida - Paula sugirió vacilante.-Tienes mucho más que ofrecer al mundo que jugar un juego. Sé lo mucho que significaba para ti. Sería como quitar mi capacidad para hacer mi arte. Pero eres más que una cosa, Pedro.
Tragó saliva, movido por su fe en él. Sí. Tal vez era hora de empezar un nuevo capítulo en su vida, al igual que Paula estaba tratando de hacerlo por sí misma. Y no se le ocurrió nada mejor que comenzar con la mujer debajo de él. Él podría ahogarse felizmente en su aroma seductor, enterrarse dentro de ella hasta que no dio una mierda de nada más que en ella. Y había bastantes ganas sumada la tarea de hacerla feliz y mantenerla de esa manera.
-Tal vez es hora de hacer algo más - de acuerdo con la voz de grava, moviendo las pocas pulgadas necesarios para cubrir sus tentadores y exuberantes labios con los suyos.
Su respuesta instantánea simplemente alimentó las llamas que ya lo estaban consumiendo. Ella conoció su golpe de lengua para el accidente cerebro vascular, se retorcía debajo de él para desabrocharle la camisa. Por último, sintió los botones abrirse, y su camisa se separó, su piel desnuda, finalmente. Y Pedro perdió por completo. La sensación de sus desnudos pechos que había encontrado personalmente para ser el tamaño deslizante contra su perfecto pecho se sentía tan increíblemente erótico que estaba desesperado por seguir desnudándola, sentir sus cuerpos enteros de piel a piel.
-Tócame - exigió mientras ponía su boca en la de ella. Necesitaba sus manos sobre su piel caliente antes de volverse completamente loco.
Sus dedos se acababan de comenzar su exploración tímida, estaban casi a la cintura de sus pantalones vaqueros, cuando Pedro escuchó un ruido de abajo.
-Pedro? ¿Estás aquí? -La voz venía de la cocina y fue definitivamente femenina.
-Mierda! - Su hermana tenía tiempo de mierda. Y debería haber sabido que no tendría que hacerle
saber que estaba en casa. No hay duda que Mia pasó por su casa sobre una hora diaria, a la espera. Pedro quería bloquear la puerta de la habitación e ignorarla, pero sabía que no podía, a pesar de que estaba bastante seguro de sus bolas eran tan azules como un pitufo.
Paula se congeló debajo de él, su expresión era de sorpresa.
-¿Quién es?
Pedro apretó la mandíbula con fuerza y se obligó a pasar del dulce refugio entre los muslos de Paula.
-Es Mia, tu nuevo dolor en el culo, tu cuñada - Pedro quería a su hermana, pero teniendo en cuenta lo que había interrumpido, no quería nada más que para que se fuera durante al menos una semana. O tal vez dos.-No hay duda de que Magda está con ella, y probablemente Mauro
Pedro se levantó y Paula se puso de pie, sosteniendo su camisa sin botones en frente de ella.
-Oh Dios. No estoy lista para esto - se quejó.
Él le sonrió con malicia.
-Creo que tienes que encontrar una camisa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario