viernes, 3 de agosto de 2018
CAPITULO 37 (CUARTA HISTORIA)
Paula volvió a llegar a la puerta, y la abrió para él. Ella agarró un puñado de su camiseta para atraerlo más cerca, y se quedó mirándolo a los ojos.
En realidad significa que… Se cree que es menor ahora de lo que era antes a causa de su accidente.
-¿De verdad crees que a esos niños les importaría? Ser alumnos del gran Pedro Alfonso, todos los niños que aman el fútbol estarían muy
emocionados. Y no es necesario ser capaz de ejecutar - Paula suspiro, aflojando su agarre en su camisa, pero manteniendo el contacto visual. -Hemos visto como cinco niños pidiendo tu autógrafo cuando fuimos a comer. Eres reconocido por todos los niños que aspiran a jugar al fútbol. Puedes ser un modelo para ellos. El fútbol es más que la capacidad física y lo sabes. Es de aquí, también.
Ella tomó su mano libre y le dio un golpecito con el dedo en la sien.
-Podrías enseñarles Pedro, nadie puede hacerlo tan bien como tú.
Pedro puso sus dos brazos cómodamente alrededor de su cintura mientras sus labios comenzaron a temblar.
-No te gusta el fútbol. ¿Cómo lo sabes?
-Tengo una pequeña confesión que hacer - ella le dijo, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello - Vi casi cada uno de tus juegos de las dos últimas temporadas que estabas jugando. Cuando ibas a la oficina, vi y aprendí de los juegos grabados en tu casa. Estuviste increíble. Casi podía ver las ruedas girando en tu cerebro, tu concentración y el enfoque mientras estabas jugando. Mientras que muchos de los otros chicos estaban por ahí dejando que la mosca de la testosterona, tramaban la planificación. Creo que jamás he visto que perdieras los estribos .
Él le sonrió, visiblemente satisfecho.
-No podía permitirme el lujo de perder mi agarre. El exceso de montar en mí para mantener la concentración. Pero confía en mí, no tengo ni la falta de testosterona. Yo no podía dejarlo suelto en el campo. Realmente has visto mis juegos?
-Créeme, ya sabes que tienes más que tu parte justa de las hormonas masculinas, pero estabas en control. Yo estaba fascinada - Paula admitió. -Y he aprendido mucho. Hay mucho de la estrategia en el juego, y eres un maestro en ello. Todavía tienes toda esa información, Pedro. Y estoy dispuesta a apostar que todavía puedes dar en el blanco con tu brazo de lanzar. Así que por favor deja de golpearte a causa de su pierna. Tienes tanto conocimiento que podría compartir con los jugadores jóvenes.
-Toda la razón que pueda golpear mi objetivo - Pedro le dijo con aspereza, pero él seguía sonriendo. - Estaba un poco indeciso debido a mi pierna, pero yo quiero hacerlo.
-Entonces hazlo. Todavía eres el gran Pedro Alfonso. Y apuesto a que todavía te ves increíble en esos pantalones ajustados - ella le dijo en broma. En realidad, ella probablemente podría rebotar un cuarto de su culo apretado, y no podía dejar de admirar cada vez que ella alcanzó a ver a él por detrás. Pedro era todavía poesía en movimiento cuando se movía, incluso con una pierna lesionada.
Pedro se rió, un sonido en auge que se hizo eco en el pasillo.
-No planeo llevar los pantalones. Voy a
estar allí para enseñar.
-Bueno... maldición - Paula dijo, decepcionada. -Y yo que iba a ofrecerme para enseñar un poco de yoga para ustedes en el campo si podía verte a tope en un par de esos pantalones - bromeó.
-Nunca te visto hacer yoga. Voy a usar los pantalones de fútbol si te puedo ver en un par de esos pantalones de yoga - dijo Pedro con suerte.
Paula levantó una ceja.-Ni siquiera tengo un par de ellos.
-Voy a traerte un poco de todos los colores - Pedro respondió con entusiasmo.
Ella le dio un manotazo en el brazo juguetonamente.
-Mis vecinos eran indios y practicaban yoga y la meditación. Aprendí desde muy temprano de ellos. Yo no lo he hecho durante un tiempo, pero al igual que ti, todavía tengo los conocimientos aquí - Ella puso un dedo en la frente.
-Lo creas o no, creo que el yoga es muy beneficioso para un jugador de fútbol. Hice un poco de yoga en una pretemporada y durante la temporada baja. Esto ayudó a mantener mi rango de movimiento y flexibilidad - Pedro le dijo con un guiño - Todavía me encantaría ver como lo haces.
-Para tu información, por lo general, lo hago cuando estoy sola y en ropa interior o desnuda - ella le informó inocentemente.
-Fuera los pantalones de yoga. Voy a venir para una visita privada - le dijo con una sonrisa maligna. -Y yo te llevaré arriba en la oferta de enseñar yoga para los niños, pero te mando a poner un par de pantalones holgados para eso. No quiero que mis compañeros de juego que estén ayudando se acerquen de tu culo. Los jugadores de fútbol pueden ser unos hijos de puta calientes.
Paula puso los ojos en él, divertida, parecía pensar que todo hombre la miraba con lujuria en sus ojos como lo hizo. Honestamente, ningún otro hombre miró el camino Pedro hizo.
-Vas a ser un gran maestro - ella le dijo la verdad, sabiendo que él también sería un gran padre. Él era un protector macho alfa masculino, pero también tenía paciencia y amabilidad.
-Gracias - respondió Pedro, bajando la frente con la suya.-Tanto confías en mis habilidades?
-Sí - respondió rápida y firmemente. En realidad, ella no creía que había algo que Pedro no podía
hacer si quería hacerlo. Él tenía una tenacidad obstinada que siempre le haría tener éxito.
-¿Te he dicho hoy lo increíble que creo que eres? - Pedro le preguntó con voz ronca.
El corazón de Paula dio un vuelco. Su bajo tono barítono era sincero, y, obviamente, creía que era excepcional, por alguna razón desconocida.
De alguna manera, Paula se sintió más ligera, más despreocupada.
-Nop. No tienes que hacerlo.
-Entonces déjeme decirlo ahora. Paula... eres una mujer increíble, mi mujer increíble - Se inclinó y la besó, un beso que era lento y lánguido, haciendo que se sienta valorada y atesorada. Era sensual, pero era un abrazo que no estaba destinado a despertar. Fue un intercambio de emociones, un beso de la comunicación y la intimidad.
Dejó a Paula sonriendo, con los pies todavía en el suelo durante mucho tiempo después de que ella abrió la puerta del piso y desapareció sola en el interior.
CAPITULO 36 (CUARTA HISTORIA)
Pedro tragó con fuerza, tratando de pasar un nudo en la garganta que sentía que era del tamaño de una pequeña roca. Una mirada en algún lugar entre el deseo y la determinación se irradia en su expresión, y él sabía que tenía algo en mente, algo que probablemente le daría vuelta al revés y al revés... de nuevo.
Echando un vistazo alrededor de la oficina, señaló que no había mucho aquí. Había un sofá hecho jirones, un escritorio, una silla, y la nevera. La alfombra parecía cualquier cosa menos limpia, manchas de grasa desde el garaje salpican diversas áreas de la planta.
-No voy a tomarte aquí - le dijo Pedro a Paula más o menos.-No esta limpio.
Paula le dio una sonrisa sensual y se desabrochó el primer botón de sus pantalones vaqueros.
-No hay problema. Tengo la intención de estar... sucia.
-Paula
-Por favor, déjame- Paula dijo en voz vulnerable. -Nunca he tratado de seducir a un hombre antes, y nunca te he probado, pero yo quiero. Nunca fui lo suficientemente valiente antes.
Santa mierda! Pedro pensó casi al mismo tiempo que sus pantalones vaqueros los bajaba lentamente de la cremallera y pasaba sus dedos sobre su pene a través del material de seda de sus bóxer. Todo dentro de él quería desnudarla y enterrarse dentro de ella, pero no lo hizo. Este fue un momento que quería saborear, su pequeña mariposa confiaba en él, tratando de romper su capullo. Pedro se prometió a sí mismo que no se movería, no estropearía el momento. Pero Cristo, que iba a ser difícil, y no estaba seguro de lo difícil que podría llegar cuando pidió.
-Toma el control, Paula - le dijo, casi asfixiado mientras sus dedos se enredaron con poca pericia en su pija que acababa de ser liberada de sus pantalones y calzoncillos.
-Quiero un por favor - susurró ella, la incertidumbre le hacía temblar la voz.
A ella le gustaba simplemente por existir, por lo que poner sus manos sobre él era el éxtasis. Se agachó y cubrió su mano con la suya, mostrando la forma de acariciarlo.
-Dame un beso - preguntó, incapaz de seguir un minuto más sin estar de algún modo en su interior.
Apartó los ojos de su pene, levantó la cabeza y puso su boca en la suya, su lengua empujando audazmente de sus labios, en busca de su lengua.
No tomes el control. Este es el momento de Paula.
Pedro se lo dijo una y otra vez cuando la lengua de Paula exploraba los recovecos de su boca, comenzando a entrar y salir, igualando el ritmo de las bombeadas a su pene. Envolviendo una mano alrededor de la parte posterior de su cuello, ella lo sostuvo con fuerza, sus dedos pasaban a través de los cabellos de su nuca.
Cuando finalmente retiró la boca de la suya, ella lo dejó jadeante, con la mano fomentando bombeadas más rápidas en su pene. No podía dar esto por mucho tiempo, no sin estar dentro de ella.
Paula apartó la mano de repente, y él la dejó libre con un esfuerzo sobrehumano. En realidad, sólo quería sacudirse la pija hasta que llegar, liberar parte de la tensión que se había acumulado hasta que estaba a punto de detonar.
Ella se empujaba hacia su camiseta.
-No - le ordenó con firmeza, agarrando y tirando de la camisa hacia arriba.
Pedro tiró de él hacia arriba y afuera, dejándolo caer al suelo, y luego se preguntó si había tomado la decisión correcta. Las manos de Paula estaban por todas partes, acariciando sus tatuajes y tocando cada pulgada de piel desnuda que pudo encontrar. Cuando su boca empezó a chupar uno de sus pezones, gimió, todo su cuerpo tembloroso, la necesitaba desesperadamente.
-Paula - gruñó en un aviso bajo.
-Lo estoy intentando. Pero no paras de burlarte de mí, voy a estar dentro de ti en unos cinco segundos - Sólo había tanto de lo que un hombre podría tener, y con experiencia en la seducción o no, Paula era la mujer más caliente del planeta para él. Esa boca tuvo que parar.
-Eres tan hermoso, Pedro. Tan guapo y perfecto. -Su voz era baja y sensual, pero el temor en su tono era genuino. Ella acarició de sus musculosos bíceps a su pecho, sus dedos tocando cada bulto, siguiendo los músculos, hasta que finalmente llegó a su feliz camino. Su dedo descendió hasta el nacimiento del pelo que lleva a su ingle, Paula cayó de rodillas, tras sacar su dedo y seguir explorando con su boca.
Nadie lo había llamado alguna vez bello, o incluso guapo. Sí... trabajó, y su cuerpo estaba bien, excepto por su pierna destrozada, pero las palabras de Paula lo hicieron sudar balas tratando de controlarse a sí mismo. Sus manos en puños a su lado; se obligó a dejarla explorar, haciendo caso omiso de los tendones agrupados en la parte posterior de su cuello y la sensación de la sangre bombeando con fuerza a través de la cabeza, tanto de ellos!!
Sus rodillas casi cedieron cuando su dulce boca tocó su pene, lamiendo la caída del semen de la punta.
-Es sensible allí - le dijo con los dientes apretados. Santo infierno, todas las áreas de su cuerpo se sintieron extremadamente sensibles en ese momento.
La mirada de Pedro fue hacia ella, mirando como chupaba su pene con su boca como una piruleta, casi haciéndole residir únicamente en la sensación y la vista. Incapaz de detenerse, hundía los dedos por su pelo y guiaba la cabeza en un movimiento de bamboleo, gimiendo de placer mientras su lengua se deslizó a lo largo de la parte inferior de su pene hinchado.
-Baby, no durare mucho tiempo. - Su aliento aserrado dentro y fuera de sus pulmones, su corazón tronando con tanta furia que sentía como si estuviera teniendo un ataque al corazón.
Cuando ella se quejó alrededor de su pene... se perdió por completo.
- Necesito estar dentro de ti. Ahora - La levantó y rasgó sus pantalones vaqueros, tirando de ellos hacia abajo hasta que se enredaron alrededor de sus piernas.
Ella lo miró, confundida.
-No soy buena? - Preguntó vacilante mientras tiraba de ella hacia el sofá.
-Eres demasiado buena. Pero no me voy a venir yo solo, amor - le dijo con firmeza, hacer que Paula se venga era tan desesperado como lo necesitaba para sí mismo. Ansiaba sus dulces gemidos de placer cuando encontró su liberación, y tenía que darle eso a ella.
Habían pasado los pensamientos de que este lugar era demasiado sucio y crudo. Su pasión no estaba esperando hojas de luz de la luna y de la seda. La tormenta de fuego de su deseo estaba lista para romper, y su entorno ya no importaba.
Pedro simplemente la quería, de alguna manera que pudiera obtener de ella. No era más que desesperado.
-Sabes tan bien como huele - ella le dijo con franqueza, lamiéndose los labios mientras miraba hacia él.
-Mujer, eres peligrosa - Pedro miró la expresión inocente de Paula y gimió. Mientras que sus palabras no fueron exactamente con la intención de seducir, que hicieron, y supo que había llegado a sus límites de control.
Colocó las manos sobre el brazo del sofá, le dio un codazo a un muslo entre sus piernas, su apertura a él. Sus gemidos necesitados era música para sus oídos mientras deslizaba sus dedos entre sus muslos y rodeó su clítoris con su dedo índice. Ella estaba tan caliente, tan húmeda y tan lista para él. Hipnotizado sólo de la sensación de su aterciopelada vagina, su calor húmedo, deslizó dos dedos dentro de ella, sin encontrar nada más que fuego de seda para darle la bienvenida.
-Se siente de una manera muy buena, eres apretada y caliente - Pedro gruñó, tirando lentamente hacia fuera y después de nuevo, pero más profundo.
-Por favor - Paula maulló, bajando la cabeza y el pelo cayendo sobre su rostro en una cortina de
seda.
La tripa de Pedro se apretó en la satisfacción primordial. Ella lo quería dentro. Nada más lo haría. Fue lo mismo para ella como lo era para él. Pero le gustaba escuchar la prueba de su necesidad. Nunca había estado tan desesperado por estar dentro de una mujer.
Ni siquiera cerca. Sin embargo, él lo sacó para saborear su placer, pasando su pulgar sobre su clítoris, la sensibilidad de su cuerpo, estaba listo para ir a por él.
-Pedro - Gritó desesperadamente - Ahora.
No.
Bastante.
Todavía.
Saboreó sus demandas, alentado por su nivel de confianza y la capacidad de entregarse a él sin restricciones. Ella pidió lo que quería, y ella lo deseaba. Y, por Dios, ella conseguiría cada cosa que podía darle.
Moviendo el pulgar más duro, más duro sobre su clítoris hizo a Paula empujar sus caderas hacia atrás con exigencia, con capacidad para enterrar más profundo sus dedos en su interior. Ella echó la cabeza hacia atrás, el pelo todavía cubría su rostro, y gimió, un sonido largo, estrangulado que señaló su inminente orgasmo.
Pedro retiró la mano de entre sus piernas y la empaló con su pene, empujando tan fuerte y tan profundo como lo que podría obtener, la unión de sus cuerpos calientes y carnales.
-Ven a mí, Paula - Él no iba a durar mucho, y quería que ella lo sacudiera con el poder de su clímax.
-Entonces jodeme. Duro - rogó ella, con voz ronca.
Pedro le dio lo que quería, empujando dentro y fuera de su cuerpo, sus palmadas en la ingle contra su culo con cada golpe, completamente perdido en su calor. Los dos se unieron como fuego azul, el colorido de la llama amenaza con incinerar a los dos.
Encontró liberar el momento Paula implosionó, su cuerpo temblando y su núcleo apretando su miembro, le ordeño con cada contracción. Pedro se inclinó y envolvió sus brazos alrededor de Paula, apretándose contra su espalda, sosteniéndola mientras su cuerpo se estremecía, saboreando la intimidad de estar tan cerca de alguien. En ese momento, sólo estaba él y Paula , experimentando las mismas emociones, el mismo placer.
Momentos después, se dejó caer en el sofá, llevándola con él. Ella estaba tumbada encima de él, pero Pedro pensó que era lo mejor, ya que no estaba tan seguro de lo limpio que estaba el suelo.
Se envolvió con sus brazos alrededor de ella, sosteniéndola contra su cuerpo, saboreando la sensación. Los últimos meses sin que ella habían sido una agonía, un dolor que no quería volver a sentir. Su alma había estado a oscuras
de nuevo, vacío de la luz que Paula había iluminado dentro de él, y él no quiere estar nunca en ese tipo de infierno de nuevo. Había dormido poco, y funcionaba mal, apenas existiría. Tal vez había sido así antes de conocer a Paula, pero no recordaba que, en realidad no lo había reconocido. Ahora, sabía que el dolor era perderla a ella, y que no iba a ocurrir de nuevo.
Paula murmuraba algo en Telugu contra su pecho, por lo que no entendía las palabras, pero su voz era suave y dulce.
-Yo no entiendo una palabra de eso - arrastrando las palabras en voz baja.-Espero que todo esté bien.
Ella levantó la cabeza y le sonrió, haciendo que su corazón martillee contra la pared de su pecho.
-Es bueno - ella estuvo de acuerdo - Te extrañe.
Pedro la había echado de menos, también, pero tenía miedo, quería sacar toda la mierda fuera de ella.
-Te extrañé, también.- La besó en la frente, y metió la cabeza en su pecho.
-Ahora voy a tener a alguien que le gusta montar conmigo en más de un sentido - dijo con una sonrisa en su rostro, pero estaba encantado de que a Paula le gustaba estar en su motocicleta.
-Oh, sí - dijo emocionada.-Me encanta. ¿Puedo aprender a montar una?
Pedro se encogió, no está contento con la idea de Paula en una motocicleta.
-Ya veremos. Podemos empezar con algo fácil - respondió sin comprometerse. Al igual que una motocicleta con ruedas de entrenamiento!!
Suspirando felizmente, ella dijo:-Me gustaría eso.
Oh diablos. Si le hace feliz, voy a tratar de enseñarle algo seguro.
¿Quién habría pensado que la solemne Paula Chaves que había conocido hacía unos meses obtendría un progreso de montar en su motocicleta?
-¿La mariposa llega a volar libre, ahora? - Preguntó Pedro con voz ronca, con la esperanza de que ella le dijera que sí. Todo lo que quería era que ella sea feliz, libre, amada y sin miedo a nada. Se dio cuenta de que ella estaba empezando lentamente a darse cuenta de quién era... Era dudoso, sin embargo se dio cuenta de lo era una mujer increíble, atractiva, y con talento, pero ella lo haría. Se aseguraría de eso.
Ella levantó la cabeza de su pecho y le sonrió.
-Aún no. Pero estoy trabajando en ello.
Pedro le devolvió la sonrisa, una sonrisa tonta que fue todo el camino a su corazón.
Pedro acompaño a Paula fuera en su apartamento, haciendo los arreglos para traer su coche al día siguiente. Mientras la acompañaba a su puerta, Paula contempla pedirle que se quede. Ella sabía que en el momento en que salió, ella lo echaría de menos. Pero también sabía que tenía que pensar que iba a hacer, y un montón que crecer, para llevar a cabo antes de que pudiera hacer mucho más con Pedro que lo que hacía en este momento. Tener relaciones sexuales con él era inevitable. Ellos no podían estar en la misma habitación juntos sin la necesidad de estar juntos.
Pedro siendo Pedro, se había detenido para darle de comer antes de llevarla a casa. Ella ya no era exactamente delgada, pero a juzgar por su reacción a algunos de sus antiguos hábitos, nunca iba a dejar de tratar de darle de comer. Pedro tenía un instinto protector que no iba a desaparecer, y algunas de las pequeñas cosas no valía la pena discutir con él.
-He estado pensando en abrir un campo de fútbol. Para los niños con potencial que no pueden permitirse el lujo de ir a cualquier campo de entrenamiento real. Tengo algunos amigos que se han retirado y están dispuestos a hacer el trabajo conmigo. Alfonso va a financiar el programa.
Paula miró a Pedro, ya que llegaron a su puerta del apartamento , el brazo de Pedro protector alrededor de su cintura.
-Creo que es maravilloso - Paula respondió, ni un poco sorprendido de que Pedro financiaría un proyecto para los niños desfavorecidos - ¿Te gusta trabajar con niños?
Pedro se encogió de hombros - He hecho un poco de trabajo en campos en el pasado, pero que visitas a los huéspedes. Nada por mi propio. Fue divertido. Y hay un montón de niños por ahí que no pueden permitirse los extras.
-Y te olvidas del fútbol - Paula añadió, sabiendo que Pedro se perdió la participación en el deporte. - Tienes mucho para dar, Pedro. Por lo mucho que podrías enseñarles. Creo que es una idea fantástica.
-No estoy seguro de cuánto quieran aprender de un tipo que ni siquiera puede realmente funcionar bien - Pedro respondió de manera autocríticA.
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