martes, 14 de agosto de 2018
CAPITULO 29 (QUINTA HISTORIA)
Pedro se quedó todo el fin de semana, ni una sola vez salió de la casa de Paula, excepto para buscar algo que era absolutamente seguro de que necesitaba. La había dejado a regañadientes el lunes por la mañana, después de que Paula había insistido en que estaría bien sin él.
Ese fin de semana había sido una revelación para ella, mostrando su más y más justo que una persona increíble, Pedro podría estar en un ambiente diferente fuera de la oficina. Ellos habían visto películas durante horas, jugaron varias partidas de ajedrez, un juego que tenía Paula y siempre pensó que sobresalia hasta… que ella había jugado un maestro como Pedro.
La había derrotado cada vez. Y habían hablado.
A veces habían discutido cosas intrascendentes, pero se había abierto un poco acerca de lo que su infancia había sido así, ser criado con un padre volátil y una locura. Y ella había compartido algunos de sus propios recuerdos de haber sido criada por un alcohólico y lo aislada y fuera de control que se había sentido cuando era más joven. En el momento en que la había dejado el lunes... ella en realidad no le alcanzó casi tan pronto como que había entrado por la puerta. La casa se sentía extrañamente tranquila, y ella odiaba tener su café solo en la mañana, no tener a nadie con quien hablar cuando ella tenía algo que decir.
El martes y el miércoles, Paula estaba demasiado ocupada con entregas para realmente pensar en su soledad. El timbre sonó casi sin parar, con tantas entregas que su salón estaba lleno de cajas, la mayoría de ellos contienen elementos para un nuevo guardarropa que Pedro había proporcionado. Por supuesto, ella le había llamado para protestar, y Pedro le dijo al referirse a su nuevo empleo, que aparentemente tenía una cláusula de que él le proporcionara ropa de trabajo.
Paula miró alrededor de la sala de estar y puso los ojos en blanco. Ropa de trabajo? La habitación tenía más ropa de gama alta con encanto, todo, desde la ropa interior hasta los vestidos. Y cada artículo se ajustaba perfectamente, incluso los zapatos y botas.
¿Cómo demonios había sabido exactamente qué tamaño a comprar?
-Porque es Pedro Alfonso y él no hace nada sin prestar atención a todos los detalles - susurró para sí misma, sentándose en el pequeño espacio de su sofá que aún estaba disponible. -No puedo tomar todas estas cosas. No hay una cosa en este lote que no es de diseño a medida y sea terriblemente caro.
Paula comenzó a levantar cajas, finalmente localizó su teléfono celular con algunas lencería de pecado.
<Estoy enviando estas cosas de vuelta. Sólo te comprometiste a conseguirme un vestido para Colorado. Eso es más que suficiente.>
Ella envió el texto, decidida a buscar un elemento de la pila para Colorado que tenía que asistir con Pedro.
Él respondió momentos después:
<Tonterías. Estaba todo en una venta y no puede ser devuelta. ¿No te gusta?>
Paula suspiró, rio en voz alta, en la referencia a una venta. No muy creativo o creíble viniendo de Pedro. Ella le envió un mensaje de vuelta.
<Es demasiado. Un vestido es lo suficientemente bueno.>
Ella se sobresaltó cuando sonó el teléfono, ya sabiendo que era Pedro.
-Las mujeres hermosas deben tener ropa bonita - dijo Pedro con voz ronca en su oído antes de que pudiera decir nada.-Yo entiendo que tengo que proporcionarte tu ropa. Lea su contrato.
-¿Hay algo más en este contrato que firmé pero no leí que yo debería saber? - Preguntó, frustrada, deseando saber sólo un poco más acerca el contrato que Pedro le había pedido que firme el fin de semana. Pero ella había asumido que era sólo la materia ordinaria, al igual que las de contratos empleos que había
firmado por Alfonso previamente. No estaba acostumbrada a ser llamada bella o incluso remotamente atractiva.
-¿No viste la parte de que yo era capaz de enterrarme en ti, de todas las maneras que quiera, tantas veces al día que ambos queramos? - Se preguntó perezosamente, como si estuviera teniendo una conversación de negocios.
El cuerpo entero de Paula inundado de calor.
Cansada de dejar que Pedro siempre tomara la delantera con su bromas sexuales, ella le contestó con una voz que ni siquiera era consciente de que era capaz de producir.
-No. Sólo me di cuenta de la cláusula que dice que puedo caer de rodillas, sacar tu pene, y envolver mis labios alrededor de él cada vez que quiera, y chupar hasta que acabes.
Ella oyó un silbido provenir de la línea de Pedro, y ella sonrió un poco traviesa. ¡Explosión! Toma
Sr. Dirty!
La línea estaba absolutamente en silencio, por un momento, antes de que Pedro responda con voz dolorida,
-Te voy a hacer pagar por eso, Paula.
-Lo puedes decir, pero no lo puedes tomar?- Preguntó inocentemente.
-Lo voy a tomar - Pedro respondió ominosamente.-La cena esta noche - exigió -Te recogeré a las siete.
-¿Tengo alguna opción? - Preguntó con una voz exasperada.
-Sí. Puedes usar la ropa interior de color rojo o el negro. Imaginé mi pija en ambos de ellos -
respondió con voz ronca.
La línea se cortó, Pedro, obviamente, no está dispuesto a darle una oportunidad para discutir.
De hecho, ella había llegado a él, la sacudió un poco con su propio golpe de vuelta.
Tal vez debería estar molesta, no había realmente convencerla de tomar algunas de las prenda, o irritada porque simplemente supone que iría a cenar con él. Pero la única emoción que sentía en ese momento era un vértigo que burbujeaba en su interior ante la idea de ver a Pedro de nuevo.
Ella se rió y empezó a ir a través de las cajas para encontrar que ponerse esa noche.
CAPITULO 28 (QUINTA HISTORIA)
Su mirada depredadora la ponía aún más roja.
Mierda, ella no se había sonrojado como ahora desde que estaba en la escuela secundaria. Pedro le había mostrado la otra cara de sí mismo, y le gustó, le gustó en este momento.
Pero su mirada salvaje la puso nerviosa de manera que la hizo tocarlo casi jadeante.
-Estás magullado y todavía puedes pensar en eso?
-Paula, tendría que estar muerto para no querer que me toques - Pedro contestó con gravedad.
Paula se estremeció, su núcleo se inundó con el calor, sus pezones se pusieron tan duros como los guijarros por la intensidad de su mirada. El problema era que se sentía exactamente de la misma manera. Ella apartó la mirada, incapaz de soportar el calor en sus ojos. Un segundo más, y ella estaría rogándole que toque.
-No tocar - le dijo ella mucho más firmemente de lo que ella se sentía en ese momento. -Es necesario para sanar.- Paula se levantó y puso la taza vacía en el fregadero, acunando el precioso regalo de Pedro en la mano.
-Tenía miedo de que dijeras eso - Pedro respondió con tristeza, llegando a poner su propia taza en el fregadero.
-Gracias por esto - Paula susurró, haciendo un gesto hacia el collar.-Es el regalo más increíble que he recibido. Significa mucho para mí.-No era el valor monetario, pero el significado del símbolo real, un signo de la creencia de Pedro en su escritura.
Paula vagó hacia la entrada de la cocina, para darse una ducha.
-Ally?- La voz de Pedro sonaba vacilante desde donde lo había dejado en el lavabo.
-¿Sí? - Ella giró la cabeza.
-Gracias por no traicionarme - dijo con voz ronca.
-No es necesario que me agradezcas, Pedro. Siempre has tenido mi lealtad.-Y él la tenía. Él podría enfurecerla, pero nunca hubo un momento en que había puesto en duda la integridad de Pedro o el amor por su familia.
Él asintió bruscamente y se alejó, dejando a Paula preguntándose lo que había sucedido entre ellos. Su relación había cambiado, preguntándose si era realmente posible para ella y Pedro se convierta en... amigos.
Pedro la derritió con una sola mirada, ella prendió fuego con su sensual voz y sus comentarios traviesos. Pero tenía que hacer caso omiso, esperar hasta que encontrara otro amor de interés. Siendo todo lo demás para Pedro, excepto su empleada y amiga, era peligroso. Ya había estado devastado cuando ella había pensado que había traicionado su confianza por conseguir su despedida de Sully, casi corriendo delante de un camión en movimiento porque estaba muy angustiada.
Paula sólo podía imaginar lo mal que lo sería si realmente se permitía ser más íntima de lo que ya había estado con él. Pedro la dejó su primera vez, vulnerable, eufórica, pero aterrada.
Acercarse demasiado a él sería un error, y no habría vuelta atrás una vez que si le permitía entrar. Su intensidad sería apoderarse de ella, y ella debía recoger los pedazos de la devastación después que el asunto hubiera terminado.
-No caigas en él, Paula. Mantenlo a distancia - se dijo con fuerza mientras subía las escaleras.
Su sentido de la autoconservación en su lugar, se fue a tomar una ducha, con la esperanza de que pudo mantener su resolución.
CAPITULO 27 (QUINTA HISTORIA)
-No puedo creer que no fueras a la oficina hoy. Vamos a trabajar mañana? - Preguntó, sabiendo que Pedro nunca perdió un día de trabajo.
-Claro que no. Necesitaré vendarte las heridas de nuevo más tarde. No vas a trabajar por un tiempo. Estás empezando las vacaciones antes de tiempo.- Pedro le lanzó una mirada obstinada.
Paula puso los ojos en blanco.
-Estoy bien. No es necesario que cuides de mí .
-Voy a - respondió con irritación. -Así que acostúmbrate a ello.
Paula se cruzó de brazos frente a él, secretamente amaba a su protector, pero estaba confundida al mismo tiempo.
-¿Por qué? Sólo soy un empleada. No es como si fuera Mia o Kevin. Puedo entender que te entrometas en su vida. ¿Pero por qué yo?"
-Yo no me meto en sus vidas- Pedro respondió de mala gana.
-Oh, así que en realidad no hace desaparecer a Mia durante dos años para que su ex no pueda hacerle daño a ella, y no le dijo a una sola alma a excepción de su seguridad? Y que acababa de pasar en Colorado, cuando ese mismo ex tuvo un accidente automovilístico fatal
¿Pensaba Pedro que ella estaba completamente ciega y sorda? Ella era su ayudante. Que vio y oyó todo lo que sucedió en su oficina en su mayor parte.
-¿Como demonios sabes de eso? - Pedro le lanzó una mirada láser aguda.
-Sé que Mia te llamo buscándote el día antes de que desapareciera y ella sonaba molesta. Luego desapareció al día siguiente. Todos los días después de eso, tuvo una reunión de seguridad por la mañana temprano, algo que nunca habías hecho antes. Nunca te ha importado una mierda tu propia seguridad. Y sé que estuviste distanciado de Kevin y Mauro. Por encima de todo, sé que no os entristeciste como sé que lo harías si pensaras que algo realmente le había sucedido a tu hermana.
-Durante todo ese tiempo, lo sabías? - Pedro respondió con incredulidad.-Y nunca le has dicho a nadie.
-¿Por qué habría de hacerlo? Me di cuenta de que estabas de alguna manera tratando de protegerla - preguntó a Paula, desconcertada. -¿Por qué debería poner en peligro tu seguridad? Soy tu ayudante. Nunca te traicionaría.
-¿Cómo puedes saber con certeza que estaba protegiéndola? ¿Y si hubiera hecho algo para tratar de deshacerme de ella? Lo que deseábamos su parte de las acciones y el negocio.
Paula resopló. Obviamente Pedro nunca se había visto a sí mismo cuando miraba a Mia, su amor por ella se muestra en la profundidad de sus ojos. Tal vez no se expresó bien, pero su amor por su hermana era evidente.
-No es posible - Paula respondió rotundamente. -Yo no entendía todo lo que estaba pasando, pero sé lo mucho que te preocupas por Mia, y eso era todo lo que necesitaba saber.
-Él la atacó, la golpeó y la chantajeó -Pedro admitió con voz ronca - Cuando finalmente me encontré con él, echó el cerrojo. Lo seguí. Él corrió convenientemente su coche por un acantilado. Pero he hecho que suceda. Lo maté. Y nunca he tenido una punzada de remordimiento. Yo estaba contento de que el bastardo estaba muerto para que no pudiera matar a mi hermana.
-Estoy contenta, también - afirmó Paula.
-No te asusta que soy un asesino?- Preguntó Pedro, su mirada oscura e insondable.
-No. Lo hiciste porque tenías que hacerlo para proteger a Mia. Sólo siento que tenías que soportar esta carga por ti solo.
-Tenía que hacerlo. No podía correr el riesgo de que Mauro y Kevin regalaran a su ubicación - dijo Pedro, su voz teñida de remordimiento.
Paula se preguntó si Kevin y Mauro realmente sabía el precio que Pedro había pagado, asumiendo la carga del conocimiento completamente solo.
-Amas a tus hermanos, Pedro. Siempre lo he sabido. No creo que alguna vez te hayas perdido uno de los partidos de fútbol de Kevin. Incluso sabe que siempre estabas ahí?- Paula siempre se había encargado de hacer los arreglos para que Pedro volara a donde quiera que Kevin estaba jugando, y luego volara de regreso el mismo día.
Pedro se encogió de hombros.
-Yo no quería ponerlo nervioso. Sólo quería estar allí.
Sólo quería estar allí. Paula de repente se dio cuenta de que su declaración realmente resumió simplemente lo que Pedro era: un hombre que quería apoyar a sus hermanos y no le importa si alguna vez tenía el mérito de ser un hermano increíble para ellos. Es más que probable, ni tampoco, Mia y Kevin nunca se dieron cuenta de cuán a menudo Pedro había estado allí para ellos sin ellos alguna vez realmente lo sepa.
Mia sabía cuánto calor Pedro había tomado con el fin de mantenerla oculta y segura, de lo mucho que había tenido que aislarse de su propio hermano y su cuñado? Sabía ella cuánto Mauro y Kevin le habían resentido por lo que hizo?
Kevin le hizo darse cuenta de que Pedro había hecho de todo eso uno de sus juegos, y lo devastado que Pedro había estado por el accidente de Kevin? Se había pasado casi todo su tiempo en el hospital tras el accidente de su hermano.
-Eres un hermano increíble, Pedro Alfonso - Paula le dijo en voz baja.-Hubiera dado cualquier cosa por tener a alguien como tú.
-Todavía no quiero ser tu hermano- Pedro respondió agresivamente. -Quiero cogerte demasiado- Se levantó y se dirigió a la encimera de la cocina, sacudiendo algunos ibuprofenos y entregándoselos a ella. -Toma estos. Vamos a tener que cambiar los vendajes .
Paula tomó las pastillas de su mano y se los tragó con un sorbo de café.
-Son muy pocos arañazos,Pedro -Él frunció el ceño y respondió,
-Es necesario para que no se infecten- Hizo una mueca cuando se sentó de nuevo.
-Está haciéndote daño -comentó con recelo. -¿Tienes una herida? Me pareció que estas cubierto.
-Sólo contusiones y raspones-respondió Pedro, que sopla desde su preocupación -No es una gran cosa.
-Tienes dolor. Déjame ver -ella le dijo con una voz sin sentido.
Pedro, obediente, se volvió en su silla y se levantó la camisa. Paula se quedó sin aliento cuando vio una contusión en el tamaño de su mano en la parte baja de la espalda. Llevó su mano y lo tocó ligeramente con la yema del dedo.
-Oh, Dios mío, Pedro. Lo siento mucho.
-Aterricé en un bloque del aparcamiento cuando golpee el suelo. Se curará - respondió con brusquedad.
-Es posible que necesites radiografías. Si te rompió algo?
-No lo hice. He tenido bastantes lesiones para saberlo.
-¿Hay más? ¿Dónde las tienes? - Paula se horrorizó y enfermo por el hecho de que ella no había sabido que Pedro había estado tan herido.
Pedro se volvió lentamente la cabeza y le lanzó la sonrisa más malvada que había visto nunca.
-Cariño, para que veas todos ellos tendría que dejar caer mis pantalones. Pero yo estaría más que feliz de mostrarte asi me tocas todo
Paula tragó saliva, desgarrada entre el deseo de ver las contusiones y sabiendo que realmente no debe mirar a su jefe multimillonario bajándose los pantalones.
-¿Son malas?- Dijo con voz ronca.
-El que está en mi espalda es probablemente el peor. Es el lugar donde me golpeó el bloque de
aparcamiento. Pero voy a estar encantados de
mostrarle. -Empezó a levantarse.
-No, no,-dijo ella a toda prisa - Voy a tomar tu palabra. Sin embargo, si el dolor te hace mal, te
llevamos para las radiografías. No puedo creer
que estés preocupado por unos pequeños rasguños en mí cuando ya estás todo peor de los momentos. ¿Estas lastimado en otro sitio?
Pedro se sentó lentamente mirando hacia abajo.
-Mi pene me está haciendo daño. ¿Quieres tocar? - Le preguntó, pero la mirada en sus ojos estaba tomando el pelo.
Toda la cara de Paula se puso roja, las contundentes palabras de Pedro dejándola sin habla por un momento.
-Tienes una mente sucia- ella lo castigó a la ligera..-Y estoy realmente preocupada por lastimarte.
-Estoy lastimando. Y ese es el peor dolor que tengo -Pedro le dijo sin rodeos mientras la observaba con avidez.
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