jueves, 2 de agosto de 2018

CAPITULO 34 (CUARTA HISTORIA)




Paula se detuvo bruscamente, chocando contra el cuerpo de Pedro a medida que llegaban fuera, cerrando la puerta silenciosamente detrás de ellos. Se había detenido inesperadamente justo fuera de la puerta y la llevo contra la pared justo al lado de la puerta. Se inclinó hacia ella, con su pecho agitado, con una mano contra la pared a ambos lados de su cuerpo, atrapándola.


-Juré que no iba a hacer esto - dijo en una voz ronca y desesperada, con los ojos clavados en los de ella, su frente húmeda de sudor. - Juré que no iba a reaccionar así cuando te vi de nuevo. ¿Por qué demonios debería tener cuidado con una mujer que no le importo una mierda? -Una de sus manos en puño golpeó contra el exterior de madera de la casa de Mauro en un gesto de frustración.


Paula lo miraba a él, apretando su corazón en el agotamiento y el tormento que mostraba su rostro. 


-Me importas, Pedro


-Mierda. Te fuiste. Ni siquiera dijiste adiós. Nunca me llamaste para hacerme saber cómo estabas o si estabas bien - escupió con resentimiento.


-No ha habido un día, o incluso una hora, que no pensara en ti.- O un momento, para el caso. Pedro la perseguía constantemente.-Te extrañe.


El tiempo se detuvo cuando Pedro buscó en su cara, como si tratara de averiguar exactamente lo que estaba pensando. 


-Puedo decir- él respondió con sarcasmo-Has
intentado tan duro para permanecer intacta


-No pude, bien! - Le gritó.-Todo en ti me confunde. Tu amabilidad y masculino atractivo. -Ella tomó un respiro y agitó una mano en Pedro, el ya mencionado masculino caliente.-Entonces me abrumas con tu reflexión, me acaparas con la comida, y luego me haces sentir un clímax que hasta que yo creo que estoy perdiendo la cabeza.- Ella metió un dedo en el pecho.-Me convertiste en nada más que hormonas femeninas que siempre estaban dispuestas a saltar sobre tu ... tu ... testosterona- terminó con torpeza.-No podía pensar en nada más que en ti, y yo todavía no puedo. Así que no me digas que no te echo de menos. He perdido la cuenta de cuántas veces a la hora marco al medio tu número y luego cuelgo el teléfono 


-Tal vez deberías haber marcado la otra mitad de la serie - dijo con voz ronca Pedro.


Paula puso los ojos en blanco, aún en su rollo.


-No pude. Yo sabía que si lo hacía, me gustaría verte incluso si no querías verme.-Ella empujó su pecho , tratando de separarse de su confinamiento 


-Entonces veme, Paula. Por favor. Porque quiero verte - argumentó Pedro persistentemente, no dejando que escapara.


-¿Y entonces que? Acabamos terminando teniendo sexo increíble - lo acusó con ansiedad.


Los labios de Pedro se torcieron mientras miraba hacia ella. 


-Y eso es una mala cosa... um ... ¿por qué exactamente?


-Debido a que no se me ocurre cuando esto sucede. Tiene que haber algo más que el buen sexo - ella soltó, todavía tratando desesperadamente de hacerle entender a Pedro.


-Nunca ha sido tan sólo un buen sexo - Pedro replicó con rabia.-Es bueno el sexo no porque no haya más que eso entre nosotros.


Paula se estremeció al recordar las relaciones con su ex marido, y la falta de emoción, la forma en que se separó. Ella sabía que Pedro tenía
razón. El problema era que no podía saber exactamente desde cuánto lo amaba, y su preocupación era lo que sentía por ella. 


-¿Es diferente para ti? Es decir... con nosotros? 


-Si estás preguntando si he follado y sentido lo mismo que siento contigo, la respuesta es no-
respondió con vehemencia. -Tu oscilas mi mundo, tanto como que el muevo el tuyo. La diferencia es que no tengo miedo de ello. Caray, yo quiero sentirme de esa manera. Es emocionante y excitante, y me hace sentir más vivo de lo que he sentido en mucho tiempo... tal vez nunca. Y te aseguro que no quiero alejarme de ti.


-Entonces tal vez sólo soy una cobarde - Paula rompió la mirada de Pedro y bajó la cabeza -Tal vez simplemente no puedo manejarlo.


-Mierda. No fuiste una cobarde que, básicamente, sólo les dijo a sus padres de acogida que se vayan al infierno. Has tenido mucho valor para hacer algunas de las cosas que has hecho, y se eres más valiente todo el tiempo. De hecho, creo que en realidad estás desarrollando un genio - Pedro se agachó y
alzó la barbilla y sonrió - ¿De verdad solo me acusas de tratar de influirte con masculino atractivo?


-Es cierto - ella le dijo tercamente.-No es que es probable pueda evitarlo, pero es una distracción.


Pedro asintió. 


-Bueno. Quiero ser una distracción para ti, ya que me vuelves completamente loco.-Él se precipitó hacia abajo y besó el lado de su cuello, acariciando su oreja mientras susurraba - sólo tu olor me hace poner duro, y todo lo que tengo que hacer es escuchar tu voz o ver tu cara y estoy arruinado. Deja que te vea, Paula. Te voy a enseñar lo bueno que es estar juntos. Huir no va a resolver esto para ninguno de nosotros. No vas a desaparecer.


Paula se estremeció al sentir su cálido aliento en el lado de su cara, sus labios acariciando suavemente su piel. Ella sabía que tenía razón, y ella tampoco tendría que ver esto a través de él o continuar huyendo de él. Y ella no quería
correr más, especialmente no de Pedro. Quería correr hacia él, arrojarse en sus brazos en la que todo en su mundo se sentía bien, y amarlo con cada latido de su corazón como si ya no lo hiciera. Estar con Pedro la hacía sentirse viva,
también, excepto que en realidad la había traído a la vida por primera vez, le dio vida a ella. 


-Sí - susurró en voz baja, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello.-Si quieres
verme... entonces veme.


Pedro tomó la cara entre sus manos grandes como él y respondió con convicción apasionada, 


-Ya te veo, corazón. Siempre te veo.


Paula suspiró feliz mientras los labios de ella eran capturados, abriendo la boca para saborearlo. Él sabía como café y puro pecado, y ella lo saboreó. Un largo, largo beso se convirtió en otro, hasta que finalmente sacó la cabeza contra su pecho y la abrazó con tanta fuerza que casi chilló.


-Gracias a Dios -gruñó con fuerza, sus manos acariciando su espalda.-Yo sé lo que has pasado, y sé que te empujé demasiado duro, pero después de haberme dejado casi me mataste. Yo quería ir a por ti, pero no podía superar el hecho de que no me quieres.


-Yo te quiero - Paula murmuró contra su pecho.-¿Cómo pudiste venir en pos de mí si no sabías dónde estaba?


Pedro se retiró, poniendo un brazo posesivo alrededor de su cintura


-Yo sabía exactamente dónde estabas.


Paula resopló.-¿Hay alguien que no sabe dónde vivo?


Pedro le lanzó una sonrisa.-No es cualquier persona que se preocupa por ti. Y las personas que tienen alguna influencia y las conexiones da bastante miedo.


-Me di cuenta - ella se quejó en voz baja.-Mi coche…


-Necesita ser chatarra - Pedro interrumpió con irritación.-Los neumáticos se dispararon y ve a saber lo que podría estar mal con el mecánicamente. ¿No podrías haber comprado algo un poco más nuevo? 


-No estaba en mi presupuesto. Estoy guardando. Y no hay nada malo en ello. Sólo necesita neumáticos - Paula comentó a la defensiva.-Mi vecino comprueba la vuelta. Dijo
que se veía bien a excepción de los neumáticos.


-¿Estaba buscando en ti o en el coche cuando lo dijo?- Se quejó Pedro.-Un chico?


-Gustavo debe tener tu edad. Y sabe de los coches.


-Es un idiota - murmuró Pedro, lo que llevo a Paula a la motocicleta estacionada en el camino de entrada.-Voy a llevarte a casa y tendras
neumáticos nuevos puestos en tu coche. Y haciendolo revisar mecánicamente, a pesar de que su vecino bien ya se ha dicho que es seguro .


Paula tomó un respiro para discutir, pero Pedro levantó una mano y la cortó. 


-Ni siquiera comiences. Me puedes dar esta cantidad. Déjame saber que estás a salvo.


Dejó que el aliento saliera y sonrió. Sí... que pudo. Él estaba tratando de ayudarla, y ella aceptó con gracia. En cuanto a la motocicleta, que parecía un vehículo de alta tecnología, ella admitió con pesar: -Yo nunca he montado en una de ellas - Y, honestamente, que nunca había querido.


-Entonces realmente no has vivido - Él abrió la alforja y sacó un casco, mientras tomaba el suyo de su propio asiento.


-Parece... fantasía. ¿Es rápido? 


Pedro sacó una chaqueta de cuero de la alforja también, y cerró la puerta -Se trata de un BMW moto de paseo. No es tan rápido como una motocicleta de carreras, pero es lo suficientemente rápido - respondió con una sonrisa infantil.-Aquí- Él levantó la camisa para que pudiera deslizar sus brazos en el interior.


-Hace más de setenta grados hoy - Paula argumentó, no es realmente una locura ponerse en una chaqueta de cuero mientras Pedro estaba en un marrón de la camiseta de manga corta, pantalones vaqueros y botas negras. Ella estaba vestida de la misma manera, excepto que llevaba zapatillas de deporte en lugar de botas.


-Es ligero y no es para el calor. Es una protección - le dijo rotundamente.


Ella suspiró y puso sus brazos dentro de la camisa, dejando que se trague su parte superior del cuerpo. Es obvio que pertenecía a Pedro


-Huele a ti- dijo en sueños, con su olor
rodeándola.


-Cariño, si te oigo decir algo así porque oír tu maldito tono de voz de nuevo, voy a estar obligado a venirme aquí en el camino de entrada de Mauro - amenazo Pedro, sus palabras eran un gruñido de advertencia.


La tripa de Paula se apretó con la reacción, un pulso de electricidad que fluye de su vientre a su vagina. Sus bragas se humedecieron mientras se ponía la chaqueta en la cara e inhalaba, pero se quedó en silencio.


-La mujer, que está empujando los botones de mi…- Pedro advirtió en voz baja, vibrando mientras enrollaba las mangas de la chaqueta y cerró la cremallera.


Ella estaba nadando en la capa, el material que bajaba hasta los muslos. Era demasiado calor, pero ella no se quejó. Paula se deleitó en la forma en que Pedro estaba pendiente de ella, protegiéndola. 


-Entonces, ¿qué hago?- Preguntó, un poco intimidada por la gran motocicleta.


-Espera - Pedro le dijo en tono de broma, pero fue a través de los conceptos básicos .


Una vez que se encontraba en la motocicleta, Paula envolvió sus brazos alrededor de Pedro y se deslizó contra su espalda.


-Más apretado - Pedroordenó con voz ronca.-Y déjate ir.


Los cascos tenían Bluetooth, y Pedro ya le había explicado, pero el sonido de su voz en su oído aún la sobresaltaron.


Una vez que la moto estaba en movimiento, Pedro no tuvo que decirle que se
mantenga apretada. Ella comenzó con un apretón de muerte a su alrededor, pero trató de relajarse y mantenerse neutral en posición como él le había pedido que haga. La mayor parte de su miedo huyó como ella experimentó la competencia de Pedro a montar. Sus movimientos eran suaves y fluidos, y él lo montó con una confianza de un hombre que había estado viajando durante un tiempo muy largo.


-¿Estás bien? - Preguntó en voz baja Pedro.


-Sí - ella respiró suavemente.-Esto es genial. ¿Podemos ir más rápido? - Paula confiaba en Pedro, y la sensación de libertad que sentía de montar al aire libre era estimulante.


Oyó a Pedro reírse.-No, no podemos, mi pequeño demonio de la velocidad. Estoy haciéndolo al límite de velocidad. Estoy llevando una carga preciosa - Vaciló por un momento. -Podemos conseguirlo en la autopista. Conozco un lugar donde podemos ir más rápido con seguridad.


-Sí - ella estuvo de acuerdo fácilmente.-Vamos.


La velocidad en la autopista era embriagadora, y Paula se aferró a Pedro,disfrutando del paseo con abandono incontrolado.


-Yo me bajo en esta salida - le advirtió después de que habían salido de la ciudad , haciéndole saber que iban a reducir la velocidad hasta detenerse.


-¿Dónde estamos? - preguntó con curiosidad.


-Vas a ver… - respondió misteriosamente.


Después de conducir durante unos cinco minutos, llegaron a lo que parecía un gran estadio. Pedro se detuvo en las puertas y pulsó un código en un panel, a la espera que las puertas se abrieran lo suficiente para que se deslicen a través. Se movieron por un estrecho pasaje que desembocaba en una pista de carreras grande, pavimentada.


-¿Sabes de quien es esto? - Preguntó con curiosidad, la emoción en su voz.


-Sí. Muy bien. Resulta que es de mi hermano. Esta es la pista de Teo. Él compite con los coches como un hobby. Es un maldito buen conductor.


-Él no parece ser el tipo que hace nada de esto- Paula respondió , sorprendida de que un hombre
conservador como Teo tenía un pasatiempo peligroso.


-Una de sus pocas rarezas - Pedro respondió en tono de broma.-¿Estás lista? No estamos haciendo ninguna locura. Y si te da miedo, sólo dime.-Él tiró de la motocicleta a la pista y empezó a coger velocidad.


-Está bien - Paula estuvo de acuerdo , con el corazón acelerando con la motocicleta. La pista se compone de largas rectas donde Pedro aceleraba rápidamente y los hizo volar por las zonas lineales, y la ralentizaba en las esquinas. Sin embargo, Paula estaba riendo con deleite puro mientras corría por la pista, haciéndola sentir como si estuviera volando.


-Miedo? - Preguntó Pedro mientras desaceleró en una esquina.


-No. Confío en ti -ella admitió en una voz jadeante.


-¡Mierda! No tienes ni idea de cuánto tiempo he querido oírte decir eso- Pedro respondió con una voz grave, serio.


-¿Podemos ir más rápido?- Paula rogó.


-No. Ninguno de los dos está vestido apropiadamente y esta moto no está pensada para competir con mi mujer sin miedo. Creo que se necesita un viaje a Disneyworld. Te gustaría….- Pedro comentó mientras desaceleró y paraba la moto en una parada al lado de la pista.


-Nunca he estado en cualquier parque de diversiones - Paula confirmó, tratando de peinar el pelo con sus dedos por debajo del casco.


-¿Por qué no estoy sorprendido - Pedro se quejó con tristeza.





CAPITULO 33 (CUARTA HISTORIA)




Los dos hombres estaban en el perfil de ella, pero se podía ver la rabia en la cara de Pedro, venas palpitantes en su cuello. Su respiración era entrecortada y la mirada que le estaba dando su padre adoptivo era uno de pura ira furiosa. Era como una serpiente en el momento antes de que se golpeara con intención mortal.


-Nos iremos. Estás muerta para nosotros -dijo su madre adoptiva con un resoplido.


Paula pensó que no era nada nuevo. Siempre había estado muerta para ellos, y si Ravi la había matado, no habría sido acusado por ninguno de los dos.


La seguridad de Mauro invadió la habitación, tomando la mujer de las manos de Mauro y la condujo hacia la puerta.


-Pedro. No lo hagas. Ni uno de ellos vale la pena - Paula dijo en voz baja, tratando de convencer a
Pedro de no hacer un alboroto. Podía ver su resolución, y le daba miedo. Ella no quería que él se encontrara en sus problemas.


Paula se levantó rápidamente, y puso su mano sobre el hombro de Pedro


-Por favor - susurró en su oído.


-Él te iba a pegar -dijo Pedro con voz ronca, la respiración aserrando dentro y fuera de sus pulmones con rapidez, como si estuviera perdiendo el control.


-No lo hizo. Me salvaste. Deja que se vaya.


Su padre adoptivo estaba en absoluto silencio, tratando de pasar por Pedro para salir, pero no pudo escapar de las garras de Pedro.


-Bien. Él puede irse. Justo después de esto -  Pedro retiró su poderoso brazo y le dio un puñetazo en la cara del hombre mayor. La fuerza era lo suficientemente potente como para poner a su padre adoptivo de rodillas.


-Me rompiste la nariz - el hombre mayor se quejó, sosteniendo la mano en la nariz ensangrentada.


Con seguridad y empujado por Pedro tiró de su padre adoptivo de un salto.


Mirándolo, Pedro dijo cáusticamente: -Eres un maldito cobarde, y si te tuviera solo durante cinco minutos, me gustaría romper más que la nariz. Si alguna vez te cercas a ella otra vez, la vas a lidiar conmigo.


-Pensé que eras un héroe de fútbol - dijo su padre adoptivo con disgusto.


-En este momento, sólo soy un hombre cabreado, lárgate de mi vista - Pedro dijo a los agentes que sacaban al hombre.


Mauro tenía sus brazos envueltos alrededor de Mia, y la habitación vacía a excepción de ellos, Pedro, y Paula .


-¿Estás bien? - Pedro se quejó, frotándose las manos arriba y abajo de sus brazos y escrutando su rostro.-¡Mierda! Quería matar al bastardo, pero creo que has sido testigo suficiente violencia en tu vida.


-No te he visto entrar -comentó en voz baja, tratando de calmar la situación.


-Entré tan sólo unos minutos antes de que el bastardo alzara la mano para golpearte.


-Todavía eres rápido -  dijo Mauro, mirando a Pedro agradecido.-Yo lo no habría hecho lo
suficientemente rápido- Se alejó del lado de Mia el tiempo suficiente para abrazar a Paula , susurrando en voz baja - Estoy muy orgulloso de ti. Sé que no fue fácil hacerle frente a ellos. Lo hiciste genial.


Curiosamente, no fue tan difícil, pero ella se sonrojó ante el cumplido de Mauro. Tal vez se estaba poniendo un poco de sentido común, o tal vez sólo era finalmente capaz de definir la línea entre el bien y el mal- Ya era hora. Gracias por ayudar a los niños que estaban planeando casarse. Me gustaría darle un poco de dinero para ayudarla.


Mauro se echó hacia atrás y sacudió la cabeza. 


-No va a pasar. Ella es una chica dulce y ella será una maestra maravillosa. Estoy feliz de ayudarla. Ya le he puesto al día con todo lo que necesita para su educación y gastos. Ella está
bien, Paula


-Entonces quiero crear una organización de algún tipo. Para ayudar a otras mujeres abusadas a obtener educación gratis .Era algo que quería hablar con ustedes. Eres un gran inversor. ¿Puedes ayudarme a invertir el dinero que mi padre me dio para que pueda llevar su legado? - Preguntó a Mauro.


-Ya está hecho. La base aún lleva el nombre de tu padre.-Fue Pedro quien habló en esta ocasión.-Y está bien financiado por el momento.


-Pero yo quiero hacer algo,- Paula se opuso. -Quiero dar algo.


-Alfonso la ha colocado ya que está financiado por varios multimillonarios. Pero podríamos utilizar tu tiempo en voluntarios - Mauro le dijo en voz baja.


-Se establece esto? - Paula cuestionó a Pedro, su corazón atronando mientras lo miraba. 


Parecía cansado, oscuros círculos estropeaban la piel debajo de los ojos y las líneas de tensión que muestra en su rostro.


Pedro se encogió de hombros - Todos lo hicieron. Mauro, Teo, Samuel, Simon, y yo somos los principales donantes.


-Eso es increíble. No sé cómo darles las gracias a todos - Miró a Mia y Mauro y Pedro con lágrimas de gratitud en sus ojos - Pero ¿qué pasa con mis fondos? ¿No van a ayudar? 


Mauro sonrió. -Tenemos otros donantes alineados. Creo que hay que invertir para tu futuro.


-Yo te ayudaré - gruñó Pedro.


Mauro asintió. 


-Esta bien. Tal vez es mejor que yo- Mauro aceptó un poco de mala gana.


-Quiero aprender a hacerlo yo misma - Paula comentó tenazmente.


-Te voy a enseñar - consintió Pedro.-Voy a aconsejarte mientras estás aprendiendo.


Paula asintió con entusiasmo.-Gracias.


La tensión entre ella y Pedro era casi palpable, y aunque ella quería verlo, estar cerca de él era difícil. 


-Yo debería irme. Estoy segura de que viniste a visitar a Mauro.-Abrazó y besó Mia y Mauro en la mejilla.-Gracias. Por todo.


-Somos una familia. Sé que no estás acostumbrado a tener familia, pero te acostumbras a ella. Vamos a entrometernos en tu negocio todo el tiempo - Mauro respondió con una arrogancia y la confianza de un hombre que planeó ser su protector para la vida.


Mia dio un codazo en las costillas a Mauro. -Pero sólo en el buen sentido - se precipitó a añadir.


Paula se rió, su alegría al ver que tenia a las personas que realmente se preocupaban por ella, era demasiado para mantenerlo en su interior. 


-Voy a trabajar en acostumbrarse a ello - ella estuvo de acuerdo.-Oh. Me olvidé. ¿Tienes alguna persona que pueda ayudarme a cambiar mi neumático? Creo que esta plano. Tengo un repuesto, pero no estoy segura de que tenga el equipo que necesito para cambiarla.


-Tu coche es el viejo que está en frente de la casa con un neumático desinflado? - Preguntó con irritación Pedro.


-Sí - admitió.


-Te ayudare. Vamos.-Él le agarró la mano bruscamente y salió de la casa, haciendo su footing atrás para mantener el ritmo.


Paula suspiró, sabiendo que estaba a punto de tener su segundo enfrentamiento crucial del día, a menos que éste sería sólo la herida que sus sentimientos provocarían una ruptura en su corazón.