domingo, 29 de julio de 2018

CAPITULO 20 (CUARTA HISTORIA)




El corazón de Paula se ilumino mientras continuó observando la pelea de hermanos entre Mauro y Magda. Su brazo se deslizó lentamente por la cintura de Mauro en silencio, empezando a sentir como si fuera parte de la familia.


-¿Estas siendo ingrata, también, Paula? - Mauro cuestionó, sonriendo a Paula ya que los tres caminaron hacia el comedor.


Paula disfrutó de su broma. Era algo que nunca había tenido o hecho antes. 


-Eso depende de lo bien que este la cena - ella respondió con descaro, probando sus habilidades de bromear por primera vez.


-Estupendo. Ahora estoy realmente jodido. Dos hermanas contra mí - Mauro se lamentaba, pero su boyante tono desmentían sus palabras.


Paulaa sonrió cuando llegaron al comedor, el olor fragante de pollo a la parrilla y la vista de la mesa llena de comida hizo gruñir a su estómago.


Encontró la mirada pensativa de Pedro, ella le sonrió, tratando de hacerle saber en silencio que todo estaba bien.


Él le devolvió la sonrisa, sus ojos azules magníficos, encendió un cigarrillo mientras le hizo un guiño.


Dios, qué guapo era. Y se sentó directamente frente a él en la mesa. Nunca había tenido una mejor cena con una visión tan colorida y gloriosa. Flirteó con ella exageradamente, haciendo que sus mejillas se coloreen y haciendo que los demás dispararen su interrogatorio. Pero la comida era bulliciosa y llena de risas, de manera diferente a todo lo que había experimentado jamás.


Por Paula, que era su primera de cena familiar real, y ella trató de retener todos los detalles en su memoria para el futuro. Ella sabía que momentos como este, sentirse de esta manera, no duran para siempre, ¿verdad?


Sus ojos se encontraron y se sostuvieron con los de Pedro, y él asintió con la cabeza lentamente, como si hubiera leído sus pensamientos y quisiera tranquilizarla, que las cosas podrían durar toda la vida. Suspiró y vivió el momento, disfrutó de la intimidad, y trató de no pensar en lo que podría deparar el futuro.


Debido a que en el momento... todo era perfecto.


                               *****


Varias noches después, Pedro se encuentraba en su enorme cama, con dolor, insomnio, y esta frustrado. Por desgracia, alguien había filtrado la noticia de que la hermana perdida de Mauro Hamilton y Magdalena Hudson había sido encontrada. Él y Paula habían sido perseguidos por la prensa durante todo el día y no habían salido de la casa.


En cambio, había visto Paula crear sus diseños sobre la pared del gimnasio de su casa, su pija dura como el granito, ya que se castigó en el. 


Había tratado como el demonio no verla, pero sabía que había estado engañandose a sí mismo, pensando que estaba allí sólo para hacer ejercicio. Al verla se había convertido en una fascinación que no podía parar, no quería parar. Todo su cuerpo se movió y se balanceaba mientras pintaba, cada parte de su participación en lo que estaba creando. Era casi como verla hacer una danza exótica. La única cosa más caliente habría sido si ella se sacara la ropa mientras lo hacía. Pero tenía una imaginación muy viva, y condenado podía evocar las imágenes de su cuerpo haciendo precisamente eso mientras la miraba con lascivia, pretendiendo que estaba allí para hacer simplemente su entrenamiento diario, un entrenamiento que le tomó todo el maldito día. 


No es extraño que todo su cuerpo le doliera. Sí, él estaba acostumbrado a entrenamientos brutales, pero por lo general no duraban ocho malditas horas.


Sorprendentemente, estaba empezando a recibir las imágenes que estaba creando en esa pared. 


En un primer momento, se había resistido cuando ella había sugerido la pintura de una colección de sus fotografías de sus días de fútbol en el gimnasio. Pero Paula era apasionada de su trabajo, y que argumentó que debía celebrar su éxito como jugador de fútbol y todo lo que había logrado - Recuerda todas las cosas que ha hecho bien cuando estaba jugando - 


Ella le había recordado que el fútbol había sido una gran parte de su vida, y era mejor recordar las cosas agradables en lugar de detenerse en lo negativo. Había cedió, dejando rienda libre a hacer lo que quisiera.


Las imágenes la copia a partir de imágenes de sus días de gloria, y Paula les dio vida con su extraordinario talento. En lugar de hacerlo deprimido por lo que ya no podía hacer, las pinturas acentúan la camaradería del equipo, y los momentos conmovedores que había tenido con los chicos de los pumas. Todos ellos eran escenas felices, optimistas que lo hizo sonreír en vez de hacer que se sienta deprimido porque no podía jugar al fútbol más. La mayoría de los hombres que estaban con él en la pared se retiraron ahora, y Pedro sospecho que Paula sabía; que probablemente había investigado cada foto. El diseño era un tributo optimista para algunos grandes jugadores de fútbol que se habían mudado a hacer otras cosas con su vida.


Sonriendo en la oscuridad, Pedro se preguntó si su proyecto, en esa habitación en particular, era la manera de Paula de decirle lo bueno que era, pero tenía que seguir adelante. Todos sus diseños significaban algo, y estaba bastante seguro de que estaba tratando de una patada en el culo a aceptar la realidad y tratar con ella a través de su obra de arte en el gimnasio. Bueno, era trabajo, y sabía que tenía que encontrar un nuevo propósito en su vida. 


Sólo deseaba saber exactamente lo que fuera.


Se volteó hacia un lado, le dio un puñetazo a su almohada, determinado a dormir un poco. Él no iba a pensar en Paula acostada en su cama, justo al otro lado del pasillo de él. Se preguntó si ella todavía estaba usando el nuevo camisón que le había conseguido cuando estaba enferma, o si ella se había acostumbrado a lo que Magda y Mia le había comprado. Él tuvo que admitir, su hermana y Magda habían tenido mucho mejor gusto cuando se trata de ropa. Aun así, le gustaba ver a Paula con la ropa que le había comprado cuando estaba enferma, y que aún no la había visto usando aparte de las camisas y los pantalones vaqueros que le había comprado en Nashville, excepto para el día en que Magda, Mauro, y Mia habían venido de visita y se había puesto una de las camisas que su hermana le había comprado.


Su estómago gruñó, reverberando ruidosamente bajo las sábanas.


-¡Mierda! Tengo hambre - dijo con irritación, sabiendo que no iba a dormir pronto. Había quemado tanta energía en el gimnasio que su cuerpo clamaba por más comida.


Arrojó las sábanas y las mantas de su cuerpo y se puso de pie, caminando en su habitación hacia la puerta y tirando. Se detuvo por un momento, mirando a la puerta de Paula. Todo estaba oscuro, incluyendo su habitación. No había luz debajo de la puerta, y él encendió la luz del pasillo y se dirigió hacia abajo, deteniéndose bruscamente a la entrada de la cocina.


Pedro podía ver una pequeña porción de la luz que venía de la nevera, y se iluminó el rostro de Paula mientras miraba los contenidos dentro de la nevera con una expresión de anhelo en su cara.


¿Qué demonios está haciendo?


El permanecer en silencio, los minutos pasaban lento, parecía estar sufriendo por algo, pero no
agarró nada. Ella sólo se quedó inmóvil, con los ojos errantes por el interior de la nevera.


Incapaz de permanecer en silencio por más tiempo, Pedro encendió la luz, causando que Paula dejara salir un chillido de sorpresa y cerrar la nevera. Se llevó una mano a su pecho, ella le dijo con nerviosismo 


-Me has asustado.


-Lo siento. No fue mi intención asustarte. ¿Qué demonios estás haciendo? Y por qué no enciendes la luz? Te podría haber daño, por estar acechando en la oscuridad - se quejó, descontento con la idea de Paula cayendo por las escaleras porque no podía ver dónde diablos iba.


-Supongo que no pienso en eso - ella respondió, agitada  - Lo siento. Voy a volver a la cama.


-¿Tienes hambre? Estoy hambriento. ¿Quieres algo? - Preguntó, caminando a la nevera y abriendo la puerta. Paula se había asegurado de que la casa estaba bien abastecida con alimentos antes de su regreso de Nashville. No sólo había recogido las cosas que él le había pedido que consiguiera para Paula, pero había abastecido de provisiones porque había estado desaparecido durante dos meses haciendo un favor a su marido.


-Ya tomamos la cena - Paula respondió, cambiando de un pie a otro con nerviosismo.


-Sí. Y estaba delicioso. Pero eso fue hace horas. - Pedro miró a Paula con curiosidad. Ella había cocinado esta noche, haciendo para él un poco de comida tradicional de la India, y había comido la cena casera con avidez. Paula era una excelente cocinera, pero ella no había comido mucho. Ahora que lo pienso ella... ella rara vez lo hacía.-Soy un cerdo con la comida. ¿Has comido suficiente? - Se preguntó solemnemente.-Pensé que había sobrado comida.


-Has mencionado que te vas, para el almuerzo de mañana - ella dijo, incómoda.


Pedro pensó en las otras comidas. Había parrilla de la noche anterior, y que había comido poco después, también. 


-Quiero decir que me gustaría comer si todavía hay. Yo no soy exigente. Voy a comer casi cualquier cosa.


Paula se quedó muda, mirando hacia él, sus ojos oscuros confundidos. 


-Yo no quiero comer tu comida.


-Mierda - gruñó Pedro, pensado, finalmente, golpeando su cabeza dura. Él la agarró por los hombros ligeramente, dejando que la puerta de la nevera cerca de él-  Paula... Por favor dime que no están pasando hambre porque tienes miedo a comer.- Pedro sintió repentinas náuseas, formándose un nudo en el estómago. 


Algo estaba muy mal en esta situación, y la idea de que ella podría estar pasando hambre lo volvía loco.


Ella comenzó a alejarse mientras murmuraba


-Que, como…-


Pedro la agarró de la parte superior del brazo antes de que pudiera alejarse, dándole la espalda a él. 


-Dime que está mal. No comes mucho, y estás
demasiado delgada. Todavía te sientes enferma? 


Ella sacudió su cabeza. 


-No. No estoy enferma. Es sólo que no quiero comer más que mi parte - replicó ella, su voz radiante de vergüenza.-Pero a veces me da hambre entre comidas.


Pedro casi podía sentir el calor de su ira que irradiaba de su cuerpo. - Tienes que comer hasta que estés llena, y luego a comer de nuevo cada vez que tienes hambre. Comes como un maldito pájaro. ¿Por qué?


-Porque no quiero comer comida que no he pagado - respondió ella, con voz repentinamente a la defensiva y enojada.


Pedro la agarró por los hombros, sacudiéndola ligeramente. 


-¿Alguna vez tehe hecho sentir como que no seas un huésped en esta casa? Alguna vez te he negado todo lo que necesitabas? ¿Alguna vez te he hecho sentir como si no podías hacer cualquier maldita cosa que querías aquí? - Le preguntó con rabia, a pesar que la furia estaba dirigida a él mismo. Tendría que haberse dado cuenta de que ella no estaba comiendo lo suficiente. El problema era, que estaba acostumbrado a estar con Ana, y que comía, la gran mayoría de las veces ensalada y carne magra para mantener su figura de modelo, pero incluso ella había derrochado de vez en cuando.


-No. Nunca. No es eso, Pedro - ella respondió con voz trémula, la cabeza baja para que Pedro pudiera ver era la parte superior de su cabeza.


-Entonces, por amor de Dios, dime lo que es, porque con la idea de que tienes hambre me dan ganas de golpearme a mí mismo por no darme cuenta.


Paula levantó la cabeza lentamente, finalmente, mirándolo a los ojos. 


-Mis padres adoptivos utilizan dosis para alimentarme. Dijeron que sólo recibieron tanto dinero para ser mis padres adoptivos, y sólo podía tener lo que me asignaron porque la comida era cara. Los niños más pequeños, sus hijos, comieron la cena primero y yo he servido a la familia. Comí lo que quedaba, o mi parte... era menos.- Tomó un tembloroso aliento y continuó:- Hice lo mismo cuando estaba casada, tratando de ahorrar dinero en comida. Supongo que se convirtió en un hábito. Yo no estaba trabajando la mayor parte de mi matrimonio, por lo que no le quería causar a Ravi más gastos, sobre todo porque no estaba embarazada. Podía llegar a funcionar con menos alimento.


Pedro dio un puñetazo en la mesa de la cocina con fuerza suficiente para que la tabla reboté sobre sus patas delgadas de madera, por lo que Paula salto al oír el sonido violento. 


-¡Mierda! Dime que es una broma! - Rogó con rabia, rabia pulsante a través de su cuerpo. -Fuiste una sirvienta, maldición, para tu familia de acogida, y que comiste restos de comida? Entonces, hiciste lo mismo cuando te casaron... y tu marido nunca ha dicho nada? - Era incomprensible, y todo su cuerpo se estremeció de furia.


Ella se encogió de hombros. 


-Yo no quiero nada que yo no tenga derecho a
tener - dijo dócilmente. 


Pedro explotó. 


-Tienes derecho a comer, tenías derecho a la educación maldición porque tienes un talento increíble, tienes derecho a ser tratada como una hija amada y mujer. Eso incluye a tus padres de crianza idiotas y tu maldito ex marido asegurarse de que tienes todo lo que quieres y necesitas.


Cada uno en su vida había hecho un número de ella? ¡Jesucristo! La mujer necesitaba a alguien para enseñarle a sentirse digna, e iba a comenzar él.


Pedro sintió otra punzada de culpabilidad al pensar en la mirada de anhelo en su cara cuando él la había estado observando desde la puerta. Se había olvidado de ver que en algunos de sus hábitos, todavía estaba condicionada a
ser un ciudadano de segunda clase. Sus padres adoptivos habían sido malos, y su ex marido era un pinchazo egoísta.


-Siéntate -exigió en voz baja, llevándola a una silla y tirando de él hacia fuera de ella.


Se sentó, preguntando con ansiedad


-¿Estás enojado conmigo?


Pedro se agachó a su lado, pasando un brazo alrededor de su cintura. 


-Estoy enojado conmigo mismo.- Suspiró profundamente antes de continuar,-Quiero que comas, Paula. Quiero que comas cuando y lo que quieras. No hay tal cosa como comer sólo lo que crees que se merece y que pasas hambre en esta casa. Mis reglas. No me importa una mierda lo que alguien te ha dicho. Me mata, nunca pasamos hambre en mi casa - Se levantó y empezó a tirar cosas de los armarios y nevera.


-Yo no cocino mucho, pero hago un sándwich.


-Deja que te ayude.- Paula saltó de su silla .


-Siéntate - él respondió obstinadamente, empujando en su hombro hasta que su culo golpeó el asiento de la silla de nuevo.-Estoy sirviéndote este momento.


-Es tu casa. No deberías tener que hacer esto - Paula le dijo incómoda.


-Quiero - Él tenía que apilar los alimentos frente a ella hasta que pudo apenas ver por encima de la parte superior del montículo. Debía comer, y luego comía un poco más. Nunca quiso ver esa mirada de anhelo en su cara de nuevo a menos que fuera sexual. Y estaría más que dispuesto a saciar esa necesidad, también.



CAPITULO 19 (CUARTA HISTORIA)




Magda era brillante, y Paula sabía que no era sólo por el embarazo. Eso era el aspecto de la felicidad suprema, y Mia tenía el mismo brillo. 


Ser amante de un buen hombre realmente hace que una mujer sea feliz?


Lamentablemente, Paula estaba bastante segura de que ella nunca lo sabría.


-Estas son realmente fantásticas - Mia chilló, hojeando las fotos de las obras de Paula.


Magda se inclinó para mirar las fotos con Mia, con las cabezas muy juntas, mientras que examinaba las imágenes.


-No es de extrañar que Pedro quiera poner un poco de vida en esta casa. Tus diseños darán una gran cantidad de calor a este lugar.


Paula sonrió mientras las dos mujeres con entusiasmo intentaron sonsacarle una cita para sí mismas.


Magda quería hacer su cuarto de niños, y Mia quería la pared de su taller decorado, diciendo que le encantaría la inspiración. Se preguntó si realmente seria enserio, o si sólo estaban siendo educadas. Sin embargo, ella estaba felizmente nerviosa, parecía que les gustaba su trabajo.


-La comida está hecha - Pedro gritó con impaciencia desde la parte inferior de la escalera.


Las mujeres se pusieron de pie. Mia siguió adelante, como si ya estuviera ansiosa por ver la cara de su marido. Magda se demoró, entregando a Paula la foto de sus padres. Ella recogió las fotos de su trabajo que Mia había dejado sobre la cómoda y puso todo en el bolso.


-Paula... estas realmente bien al quedarte con Pedro? - Preguntó Magda, de repente.- Te quiero conmigo y mi casa está siempre abierta si deseas quedarte con Samuel y conmigo. Es necesario un cierto tiempo para seguir de pie después de tu divorcio.


-¿Crees que es inapropiado que me quede con él? - Paula preguntó vacilante. Ella era una mujer soltera. Pedro era un hombre solo. Tal vez no era tan buena idea. Pero la idea de dejar a Pedro en este momento no era lo más confortable posible. Él había cuidado de ella mientras estaba enferma, y aunque él era inestable a veces, le gustaba estar cerca de él. 


Y ella confiaba en él.


-Por supuesto que es apropiado. Los dos son adultos solteros. Sólo quiero asegurarme de que te sientas cómoda. Vi la forma en que Pedro estaba mirándote. Creo que ya se hacen... uh... conjunto - Magda parecía querer decir algo más, pero ella miraba a Paula solemnemente.


-Estoy bien aquí - respondió, aliviada de no tener que dejar a Pedro tan pronto.-Y es que acaba de ser... agradable.


-Mierda. Pedro es protector contigo, posesivo. Creo que ha sido mordido por el insecto del hombre de las cavernas - dijo Magda enfáticamente.


-Insecto de las cavernas?- Paula respondió en un tono confuso.


Magda hizo una mueca. 


-El síndrome de macho alfa, golpes en su pecho. Está empezando a preocuparse por ti,Paula.


Bajando la cabeza, ella respondió débilmente-No te preocupes. No estaré con él. Sé que está fuera de mi liga...


Magda la agarró por los hombros y la sacudió ligeramente. 


-Nadie está fuera de tu liga. Sólo te estoy advirtiendo que no sólo está siendo amable. Créeme, sé que el Tarzán está comenzando a emerger. Tengo que admitir que me sorprendió. Nunca he visto este lado de Pedro.


Paula Miró los ojos color avellana de Magda, y vio que la miraba con afecto. Ella tragó saliva y respondió con honestidad


-Magda... no tengo casa, soy pobre, y ni siquiera fui a la universidad. ¿Qué quiere Pedro Alfonso de mí más que pintar sus paredes?-. Bueno, tal vez quería tener relaciones sexuales con ella, pero Paula no creía que había algo más a su atención que eso. Realmente no.


-Yo era pobre cuando volví a ver a Samuel de nuevo. Yo estaba profundamente hundida en los préstamos estudiantiles, y yo no tenía un centavo de sobra porque quería ejecutar una clínica gratuita. Nada de eso importa si se supone que deben estar juntos. Tienes talento y eres valiente; eres una sobreviviente. No siempre piensas que no eres lo suficientemente buena - Magda dejó caer las manos a su lado y levantó una ceja ante Paula. -Te gusta él.


-¿A quién no le gustaría?- contesto Paula, dando a Magda una pequeña sonrisa.-Es guapo, inteligente, dulce, y lleva camisas preciosas.


-Oh Dios. Te gusta sus camisas? Eso no es bueno - murmuró Magda.


-¿Como era su novia? Creo que todavia le duele - Paula preguntó, incapaz de detenerse.


-Ella era una perra grado A - Magda respondió con rabia - Cuando Pedro era un estratega de las estrellas, era lo más grande de la vida. Samuel dice que él fue uno de los mejores mariscales de campo de nuestra generación. Él podría haber tenido cualquier mujer que quería, pero se quedó fiel durante años para una mujer que no quería nada más que su estatus de celebridad para mejorar su carrera de modelo. Ella lo dejó en un apuro cuando no pudo ayudarla en los círculos de moda más. Es un buen hombre. No creo que ninguno de nosotros
entienda por qué se quedó con ella. Tal vez era la costumbre, o tal vez no sabía nada más. La pérdida de su carrera y haber sido dejado porque él no era perfecto, lo más probable que hizo una baja en su autoestima. Él ya vino del mismo jodido fondo de Mia. No se merecía lo que le pasó.


-¿Su infancia fue mala?- Paula preguntó tentativamente, sabiendo que no tenía que ver con su negocio, pero todavía tenia ganas de saber. Pedro no habló de su infancia. Habló de su familia, pero la mayoría de los eventos que compartieron fueron recientes.


Magda resopló. 


-¿Malo? Su infancia hace que nuestra mirada de la vida sea el paraíso. Su padre era un enfermo mental que bebía. Pedro, Mia, y Teo estaban bastante abusados. Entonces, un día, su padre mató a su madre y luego se pegó un tiro. Fue un gran escándalo y un estigma que todavía viene de vez en cuando. Ha sido un incidente difícil para todos ellos.


El pecho le dolió a Paula, casi como si fuera capaz de sentir el dolor del pasado de Pedro


Hubo un silencio y una mirada elocuente pasó entre ella y Magda, un momento de comunicación silenciosa, donde cada uno sabía lo que el otro estaba pensando: La vida no era justa, y las cosas a veces era mala con la gente buena.


Por último, Paula dijo con timidez- Magda?


-¿Sí? - Magda respondió, mirando inquisitivamente a Paula .


-Creo que todavía Pedro es un hombre maravilloso. Su pierna no importa. No me gusta que él no esté haciendo lo que le gusta y siento lo de su pierna que le cause un poco de dolor. Pero sigue siendo el mismo hombre, y él es espléndido - Paula suspiro.


Magda se puso las manos en las caderas y disparó a Paula una mirada divertida. 


-Lo haces como él. Pero recuerda, que es un hombre, por lo que es imposible que sea perfecto.


-¿No crees que Samuel sea perfecto?


-¡Oh, Dios, no! Es arrogante, mandón, y sobreprotector. Y se lo recuerdo con frecuencia - Magda respondió con risa en su voz.-Pero también es el hombre que me robó el corazón y no le daría la espalda. Es mi alma gemela. Es amable, cariñoso, y no hay nada que no haría para hacerme feliz. Y viceversa. Así que pues no... él no es perfecto, pero es perfecto para mí .


Paula observaba los ojos soñadores de Magda y su expresión enferma de amor, feliz de que Magda finalmente tuvo al hombre de sus sueños. 


-Me gustaría conocerlo algún día.


-Vas a conocerlo. Pronto - prometió Magda.  -Está ansioso por conocerte, también. Pero tenía miedo de que se sintiera un poco abrumado. El hermano de Samuel está casado con mi mejor amiga, y Simon y Karen y les gustaría conocerte, también, cuando se sienta más cómodo.


-Hey... ¿dónde están ustedes dos?.


-Estamos comiendo - Mauro gritó desde abajo.


Mauro y Paula se miraron y se rieron. Mauro sonaba como un oso enojado listo para saltar sobre su comida.


-¿Estás bien? - Preguntó Magda, poniendo su brazo alrededor de los hombros de Paula.-Sé que todo esto es muy nuevo para ti, y probablemente confuso.


-Estoy bien - Paula respondió con honestidad.-En realidad estoy mirando hacia adelante para hacer algunas de las paredes en esta casa. Creo que todavía estoy teniendo un poco de conflicto cultural, atrapada entre la forma en que me criaron y lo que realmente quiero. Quiero ser independiente y fuerte, pero estoy luchando contra mi equipaje pasado.


-Todo va a estar bien, Paula. Lo prometo. Todos estamos aquí para ayudarte a obtener lo que quieras.


Por desgracia, Paula no estaba segura de que era un caso de "lo que quisieras" y no "que ella quería", pero ella no estaba a punto de mencionárselo a Magda. Ella todavía tiene un largo camino por recorrer antes de que la mariposa surja y sé libere.


Las dos caminaron lentamente hacia la parte superior de la escalera, Paula agarrando suavemente el brazo de Magda antes de que ella baje las escaleras. 


-¿Hay alguna manera de que podamos saber con certeza que no hay ningún error, que somos realmente hermanas?.


Las cejas de Magda se juntaron mientras buscaba en el rostro de Paula. 


-Sé que eres mi hermana.


-Quiero saberlo con seguridad. ¿Podemos hacerlo? - Si hay alguien que sabe, esa era Magda. Ella era médica, y si había una manera de ver de la prueba científica, Magda sabría.


-Podemos hacer pruebas de ADN mitocondrial ya que estamos tratando de ver si todos tenemos la misma madre, pero ya sabemos que lo somos - dijo Magda, con tono desconcertado. 
-No necesito más pruebas, Paula. Siento lo mismo que Mauro, y tenemos un montón de pruebas.


-Creo que es difícil creer para mí- Paula dijo, sacudiendo la cabeza.


Magda le alisó el pelo negro a Paula, colocándoselo suavemente detrás de la
oreja. 


-Podemos hacer la prueba. Ya sé lo que los resultados darán porque lo siento. Espero que algún día lo sientas también.


Paula lo sentía, pero ella tenía miedo de creer cualquier cosa que ella no podía demostrar con evidencia científica. Ella quería decirle a Magda que ella ya se sentía como su hermana, que el vínculo ya estaba allí. Sin embargo, la incertidumbre todavía estaba allí, y lo odiaba. 


Por qué no podía creer que su instinto de la tripa? Tal vez porque ella nunca lo había escuchado antes?


-No es una oferta. Haremos la prueba - Magda le dijo suavemente, comenzando a bajar por las escaleras con su brazo alrededor de los hombros de Paula - Haz que Pedro te lleve a la clínica y vamos a cuidar de ti.


-Sé que es estúpido preguntar por ello.


-No, no lo es-regañó Magda.-Nunca te sientas estúpida para pedir algo que deseas. Tienes derecho a tener tus propios sentimientos. Y nunca dejes que nadie te diga lo contrario.


Paula sonrió ante el tono de madre de Magda, conociendo que su hermana iba a hacer una gran mamá. Sus niños serían fuertes, valientes... y seguros. 


-Voy a tratar de recordarlo -  ella respondió, sus labios curvándose hacia arriba.


-Asegúrate de que lo hagas - respondió Magda, abrazando a Paula fuertemente al llegar a la parte inferior de la escalera -Vamos a hacer la prueba, pero tú eres mi hermana, así que mejor acostúmbrate a mi consejo no solicitado de hermana.


Las dos mujeres sonrieron la una a la otra, el vínculo entre ellas crece aún más fuerte, al hacer clic en su lugar.


-Era hora - Mauro se quejó cuando salió del comedor y pasó un brazo alrededor de sus dos hermanas - Estaba a punto de perder el hambre - continuó melodramático.


-Veo que logró mantenerse con vida - dijo Magda con sequedad mientras envolvía su brazo alrededor de la cintura de Mauro. -Podría haber salido adelante sin nosotros.


-Sin reconozco la forma en que Pedro me esclavizó en la cocina -  se quejó de buen corazón.