martes, 21 de agosto de 2018

CAPITULO 52 (QUINTA HISTORIA)




Una vez que estuvieron en el camino a la localidad, Pedro le cogió la mano y la puso sobre su muslo, como si sólo necesitara sentir su tacto. Paula dejó escapar un suspiro feliz y relajada de nuevo en el asiento de cuero, pensando que tal vez su introducción en el mundo de Pedro no sería tan difícil después de todo.


Cuando la licitación se acercó a seis cifras, Paula empezó a tener palpitaciones. Sí... era dinero de Pedro que estaba haciendo una oferta, pero ya había dado mucho a esta caridad, y fue generosamente gestionando junto con Joaquin Sutherland y Kevin.


El salón de baile en el complejo era magnífico, pero todo estaba actualmente lleno, todo el pequeño escenario en la esquina, las mujeres prácticamente empujando para acercarse a la plataforma. Pedro se puso de pie allí, mirándola con calma, con las manos en los bolsillos de los pantalones, pero sus ojos no se apartaban de ella. Siguió señalando sutilmente, animándola a seguir.


Si hubiera sabido que la licitación sería conseguir este alto? Se había terminado siendo el primer hombre, por lo que Paula tenía idea de qué tipo de dinero este evento se va a levantar, o la cantidad de cada "fecha" iba a traer.


Pujar alto y acabar de una vez.


Eso es lo que Pedro le había pedido que hiciera. Pero qué tan alto era alto?


Las mujeres estaban haciendo una oferta furiosamente, uno después del otro, Paula elevó su remo cada vez que la licitación se desaceleró y el subastador esperaba una oferta más alta. 


Miró brevemente a las mujeres, cada una de ellas con gemas, mirando como si pertenecieran allí.


Pedro le lanzó una mirada un poco incómodo e irritado, diciéndole que quería obtener el infierno fuera de esa etapa rápidamente.


Vamos, Paula. No es como que Pedro no se lo puede permitir. No pienses en ello. Sólo rescátalo.


-Doscientos mil dólares - dijo en voz alta con confianza, elevando la apuesta más de lo que pensaba la mayoría de las mujeres.


Todos los ojos estaban puestos en ella, la mayoría de las mujeres le daban una mirada de disgusto, pero Pedro sólo sonrió levemente y sus ojos bailaron con aprobación.


La mayoría de las mujeres dejaron de charlar y bajaron sus paletas, mirando a Paula como si fuera una especie de criminal. La licitación se
redujo considerablemente, únicamente Paula y otras dos mujeres seguían en la carrera. 


Estaban con sus paletas, aumentando la oferta
mínimamente cada vez.


Pedro estaba dándole una mirada de dolor, por lo que volvió a gritar - Trescientos mil dólares - Ella trataba de no hiperventilar.


Las otras dos mujeres bajaron sus paletas y dieron su corte. Pero Paula las ignoró porque Pedro parecía feliz cuando el subastador hizo una última llamada.


-Un millón de dólares - El femenina vino desde atrás de Pau, y ella se dio la vuelta para ver una
hermosa morena darle una mirada de suficiencia.


Confundida, Pau volvió a mirar a Pedro, pero él no estaba mirándola. Él le estaba sonriendo a la hermosa morena detrás de ella. Y la mujer estaba mirando hacia atrás en Pedro ahora con una amplia sonrisa.


Paula esperaba, toda la habitación en silencio mientras la mujer hermosa y Pedro se sonreían el uno al otro. Cuando los ojos de Pedro
finalmente se movieron de nuevo a ella, él negó con la cabeza, y Paula miraba en estado de shock. Obviamente, él quería esa mujer para ganar la subasta.


El dolor en el pecho irradiaba a través de Pau y trató de tomar una respiración profunda, pero se encontró que todo lo que podía hacer era respirar fuerte y rápido, su dolor en el pecho mientras observaba al subastador darle a la hermosa morena a Pedro como premio.


La mujer pasó junto a Pau, haciendo su camino hacia el frente del escenario, no parecía molesta a la atención en el proceso. Cuando Pedro se retiró, la mujer se arrojó en sus brazos, y Pau dio un paso atrás cuando vio que Pedro no la rechazaba. Se inclinó para susurrarle algo al oído, y la mujer se rió y le dio un beso en la mejilla, todavía se aferraba a su brazo.


Él la quiere. No está rechazándola. La quería para ganar la subasta. Se pasará toda la noche con ella.


Paula se dio la vuelta y dejó caer su raqueta en el suelo, no podía ver a Pedro y la otra mujer por más tiempo. En ese momento, lo único que
quería hacer era escapar.



CAPITULO 51 (QUINTA HISTORIA)




Paula no podía recordar una ocasión en la que había estado más nerviosa en toda su vida. Ella se alisó el sedoso material del traje de cóctel negro, preguntándose si lo debería cambiar. Era sexy y elegante, pero el dobladillo terminaba a la mitad del muslo, y expone mas la forma de sus piernas. Los tacones de aguja negros eran
extremadamente altos, y el escote se hundía en el valle de sus pechos, por lo que es imposible para ella llevar un sujetador con el conjunto. Por suerte, la porción superior que cubría sus pechos tenía material más pesado y los pliegues cubrían todo. Aun así, se sentía desnuda sin un sostén.


Ella echó una última mirada a sí misma en el espejo, murmurando para sí misma,


-Puedes hacer esto. Son sólo algunas personas.


Pero esas personas estarían buscando en ella porque estaba haciendo una oferta para Pedro


Se había explicado a ella esta mañana acerca de lo que había sucedido con Joaquin Sutherland, y lo que ella tenía que hacer. Ella no estaba precisamente cómoda licitando con el dinero de Pedro, pero la había mirado tan vulnerable que ella haría cualquier cosa para sacarlo de una obligación que odiaba. Y realmente la tocó que estaba haciéndolo por Joaquin.


Habían tenido un día tranquilo, Pedro se cernió sobre ella y dándole fluidos y carbohidratos, justo lo que sus caderas no necesitaban para ayudarla a sobrellevar la cuestión de altitud. Ella honestamente se había sentido muy bien desde la mañana, la reacción de ella, obviamente, leve, y la preocupación de Pedro había sido muy por encima. Curiosamente, no le importaba, encontrando que es más dulce que irritante.


-Santo Cristo! Por favor, dime que no es lo que llevaras esta noche - El gruñido de Pedro sonó desde la puerta de la habitación.


Paula miraba el disgusto en el rostro de Pedro y su corazón se desplomó a sus pies.


-No me veo bien en ella. Yo sabía que debería haber elegido otra cosa- ella le dijo, descorazonado.


-No, querida, no se ven bien. Te pareces a la fantasía de todo hombre, una diosa sensual. No estoy seguro de que mi corazón pueda soportarlo -Se acercó a ella y se volvió hacia él, tomando su mano. Le acarició la palma de la mano con el pulgar, con los ojos de deleitándose por encima de su cuerpo y finalmente se paro en su cara -No habrá un hombre en la sala que no vaya a querer follarte. No fue mi intención herir tus sentimientos con ese comentario, o tu confianza. Es mi confianza la que está en peligro. ¿Cómo voy a mantener una horda de hombres calientes lejos de ti? 


Paula puso los ojos en blanco.


-No es revelador, y el único hombre que se calienta cuando me mira eres tú - le aseguró ella, en voz baja contenta que él pensó que estaba caliente -Y estas increíblemente
apuesto, señor Alfonso - Y lo vio. Vio a Pedro en un juego todo el tiempo, pero en un esmoquin,
que era absolutamente devastador. No hay duda de que tendría a las mujeres jadeantes por todo el cuerpo. Y no había duda que sería una de ellas.-¿Cómo voy a mantener a las mujeres lejos de ti?


-Todo lo que tienen que ver es la forma en que te miro y recibirán el mensaje alto y claro - respondió él, besando la palma de su mano con ternura.


Paula casi de derritió en un charco allí mismo, en el suelo del dormitorio. Dios, este hombre podría hacerla sentir como la mujer más deseable del planeta. Y ella sabía que su evaluación no estaba ni siquiera cerca. Pero todavía le daba ganas de gritar de felicidad.


-Sin embargo, no me gustan tus pendientes - dijo Pedro cuidadosamente.


Paula se toco los pequeños clavos en sus oídos. 


Fueron el mejor par de aros que tenía, y estaba deseando que hubiera conseguido un par más bonito.


-Lo siento. No pensé recoger otros…


-Creo que estos se ven mejor - Metió la mano en el bolsillo y sacó una pequeña caja de terciopelo.


Pedro... que no.-Ella tomó la caja con una mano temblorosa, volteó la tapa con un jadeo. Ubicado en el interior de la caja de terciopelo eran pulsera y pendientes de la más exquisita que había visto nunca. Eran únicos y hermosos, y al instante sospecho lo que había hecho.
-¿Desaparecido en combate?


-Sí. Ella hace que cada artículo sea único y yo quería que fueran diferentes de lo que cualquier otra mujer estaría usando - Pedro respondió con brusquedad - Póntelos.


Paula se los sacó. Ella no quería rechazar nada de Pedro, pero mientras miraba los brillantes ópalos y piedras negras, diamantes que sabía que eran muy valiosos y raros. Miró a Pedro, con los ojos llenos de expectación y ansiedad, y tiró de las joyas de la caja. ¿De verdad creía que no le gustarían ellos? Ella sacó los clavos y se puso los aros colgantes que tenían dos hebras largas, alternando los ópalos negros y diamantes. En silencio, le entregó el brazalete a Pedro y le dejó fijarlo alrededor de su muñeca.


-Quería conseguir el collar, también…


-No - le dijo enfáticamente, tocando el unicornio de diamantes alrededor de su cuello -No, me has regalado esto y nunca me lo sacaré.


-Pensé que dirías eso - dijo Pedro con una sonrisa infantil.


Paula al mirarse en el espejo, la pulsera y pendientes sofisticados se ajustaron perfectamente con el vestido.


-No sé qué decir en este momento, Pedro - Ella se quedó sin habla, incapaz de expresarse más allá del enorme nudo en la garganta. Nadie
le había dado algo tan hermoso o tan atento... excepto Pedro -Son tan hermosos y tendré tanto miedo de perderlos.


Pedro se encogió de hombros.


-Sólo dime que te gustan. Y si los pierdes, yo traeré un poco más. Es sólo joyería, Paula.


-Cualquier cosa que me das es especial - Se dio la vuelta y le acarició la mejilla -Y quiero darte algo a cambio. Pero ¿Qué le dan a un
multimillonario? 


La tomó de la mano con suavidad y la colocó sobre su polla abultada.


-Me das esto. Y eso es muy especial - le dijo con una sonrisa maliciosa.


Ella no pudo evitarlo. Ella se echó a reír por su acción inesperada.


-Pervertido - lo acusó.


-Me diste tu escritura, Pau. Y me diste tu fe. Me das amor. Junto a esto, las piezas de joyería
significan muy poco. Así que toma los regalos que desesperadamente quiero darte - dijo con voz ronca.-Solo quiero hacerte feliz.


Ella se puso de puntillas y lo besó con ternura.


-Ya lo haces.


-Puedo ver tus pechos -Él empujó el tejido de la parte superior de lado.-Mierda! ¿Tengo que pensar que estas casi desnuda bajo del
vestido toda la noche?-Se inclinó y lentamente levantó el dobladillo de la falda, silbó cuando vio las medias negras y bragas negras diminutas. Él gimió y dejó caer la falda.-Nunca voy a hacerlo a través de esta noche.


-Por supuesto que sí -respondió ella, su cuerpo se inundó con placer.


-Mira cómo te sientas. Y no dejes que nadie esté lo suficientemente cerca como para ver hacia abajo la parte superior de ese vestido - Pedro ordenó en voz grave.


-¿Eso incluye a ti? - Preguntó inocentemente.


-Claro que no -  explotó -Voy a estar mirando de reojo como un degenerado en todas las malditas
posibilidades que pueda.


Paula rió entre dientes y recogió su bolsa.


-Hora del show para usted, el multimillonario soltero.


-Sabes qué hacer? - Preguntó Pedro durante aproximadamente una centésima vez en el día.


-Sí. Eso fue una cosa muy amable que hiciste por Joaquin - ella contestó a Pedro cuando la hizo pasar por la puerta de la habitación y bajó la escalera.


-Me gustaría haber tenido mi maldita boca cerrada - dijo de mal humor.


Paula sonrió, sabiendo que no quiso decir una palabra de lo que acababa de decir. Pedro se refirió a sí mismo como un grano en el culo, y tal vez había muchos que tenían miedo de su exterior. Pero ella lo sabía mejor. Pedro Alfonso tenía un corazón enorme. Fue lamentable que la mayoría de la gente no lo viera de la misma manera que lo hizo.


-Oferta máxima y acaba de una vez - exigió mientras cerraba la puerta de la calle y cerró con llave. - Y por el amor de Dios, no te acerques demasiado a nadie ni te agaches. Voy a tener un ataque al corazón.


Paula estremeció ante el tono posesivo en su voz, su preocupación de la incomodidad acerca de que alguien más vea su ropa interior que estaba a punto de experimentar.


-¿Te gustaría encontrar una gabardina a llevar? - Le preguntó en broma.


Al abrir la puerta del coche para ella, su rostro se iluminó con suerte.


-¿Y tu?


-Estaba bromeando, Pedro - dijo mientras se rió con deleite.


-Maldición! - Él exclamó con tristeza -Yo no...


Paula rió cuando Pedro abrocho el cinturón de seguridad y cerró la puerta, caminando hacia el lado del conductor y entro.


-Gracias por el hermoso regalo, Pedro - Ella tocó el brazalete en la penumbra, todavía abrumada
por las cosas que Pedro hizo por ella que simplemente parecía normal para él -Dime lo que puedo hacer a cambio.


-No quiero nada - le dijo simplemente mientras arranca el motor -Solo te quiero a ti. Pero si me
dejaras rasgar ese vestido y examinar tu atractiva ropa interior más tarde, me harías un hombre feliz.


-Hecho - ella estuvo de acuerdo, ya que su cuerpo se estaba calentando sólo de pensarlo.


-El mejor regalo - respondió con tanta emoción y el entusiasmo que sonaba como un niño en
Navidad.



CAPITULO 50 (QUINTA HISTORIA)



-Esperanza se casa - Joaquin Sutherland bebió otro trago de su bebida, su voz llena de desesperación. -¿Qué demonios? Ella regresó con la misma mierda que estaba en Aspen. Pensé que le estaba dando tiempo para sanar, y volvió con el bastardo. Todo lo que quiere es su dinero. No se consigue eso? ¡Cristo! Debería haber presionado más después de lo que pasó entre nosotros en los días de fiesta.


Pedro realmente sentía lastima por el pobre. Se acercó a la casa de Gustavo después de poner a Paula a la cama porque estaba cansada y tenía un leve dolor de cabeza, probablemente el resultado de la altitud. Tendría que ir pronto y ver cómo estaba. Pero él y Gustavo estaban envueltos actualmente en tratar de conseguir que el angustiado Sutherland calmara su infierno.


Gustavo apenas conocía a Sutherland, pero dijo con simpatía - Entonces, ¿qué vas a hacer? Si has estado loco por esta mujer durante años, ¿no crees que es hora de hacer un movimiento? 


-Es complicado. Su hermano German es uno de los Sinclair de la Costa Este. Y uno de mis mejores amigos. He conocido a Esperanza durante años y ninguno de los hermanos Sinclair saben que quiero follarme a su hermana - respondió con tristeza - Hemos tenido una maldita increíble noche juntos en las vacaciones... y luego tuvimos un desacuerdo. Iba a simplemente esperar mi tiempo, esperar hasta que estuviera lista. Pero ha terminado la espera. Voy tras ella. Ella no se va a casar este estúpido.


Gustavo silbó en voz baja.


-Los Sinclair son una familia muy poderosa. ¿Seguro que quieres enredarte con uno de los suyos? 


Joaquin dio a Gustavo una mirada contrariada.


-Quiero hacer algo más que enredarme con ella.


Pedro no pudo evitar sentir pena por Sutherland. 


Había estado en la misma situación exacta con Paula cuando estaba comprometida con otro hombre.


-Estoy seguro de que tus amigos prefieren verla contigo que con un tipo que sólo quiere vaciar su
cuenta bancaria.


-Honestamente, no me importa lo que piensen. Esperanza es lo único que importa - Joaquin confió con rabia.


-¿Crees que está realmente enamorada de este tipo? - Preguntó con curiosidad Pedro, comparando la situación de Paula con la de
Esperanza. Obviamente, un perdedor fue a engancharse a Esperanza Sinclair por su dinero, usándola como el ex Paula la había usado.


-No. Pero Esperanza tiene un corazón enorme. Es probable que caiga para casi cualquier historia triste.


Pedro observaba una forma lenta de sonrisa en la cara de Gustavo, una sonrisa que había visto antes, y se asustó de él. Gustavo estaba formando un plan, y que era probable que sea un problema.


-Tengo una idea - confirmó Gustavo.-Pero sería un poco ilegal y muy muy tortuosa. ¿Qué tan lejos estás dispuesto a ir por conseguir esta mujer? 


Joaquin se encogió de hombros.


-Por lo que yo necesito. No importa.


-Ella podría terminar odiándote- Gustavo advirtió.


-Mejor que su indiferencia y que se case con algún otro chico. Vamos a oírlo.


Pedro escuchó mientras Gustavo esbozó un plan tan escandaloso que incluso él se sorprendió. Lo más loco fue... que podría funcionar. Gustavo era ex militar de las fuerzas especiales, y tenía las bolas de titanio en la mierda que estaba dispuesto a hacer. Pero también era un excelente planificador estratégico.


-¿Estás listo para tomar ese tipo de riesgo?- Preguntó Gustavo a Joaquin sin rodeos.


-Sí. Me daría exactamente lo que quiero - Joaquin respondió en un tono peligroso.


Joaquin realmente estaba enamorado de esta mujer. O eso, o era tan loco como Gustavo.


-Yo te ayudaré en lo que pueda - Si el hombre amaba a la mujer mucho, haría todo lo que pudiera para ayudar a Joaquin. Dios sabía que podía simpatizar con su situación.


-Voy a necesitar un favor - Joaquin respondió lentamente.


-¿Qué es?


-Voy a tener que salir por la mañana. Y yo estoy programado para la subasta. No puedo dejarlos
colgando ahora. ¿Puedes tomar mi lugar?-
Pedro se resistió a la idea.


-No puedo. Estoy aquí con Paula.-No le importaría la humillación para ayudar a Sutherland, pero no podía hacerle eso a Pau, y no quería estar con cualquier otra mujer durante toda una noche, excepto ella.


-Yo estaría más que feliz por entretener a Pau por ti - Gustavo le dijo con malicia.


-Tendrás tu propia fecha. Y si la tocas, te voy a matar - gruñó Pedro, sólo la idea de dejar a Pau lo ponía irritable.


-Sólo tiene que ofertar por ti y ganar - sugirió Joaquin.-Voy a cubrir la ficha.


Eso podría funcionar. Pedro podría tener unos momentos de humillación.


-Voy a cubrir la misma. Yo pagaría cualquier cosa por una noche con Paula.


-Gracias. Te lo debo, Pedro - Joaquin le dijo con gratitud.


-No, no lo harás. Acaba de obtener la mujer y voy a Considerarlo aún. Ninguna mujer merece casarse con alguien que acaban de usarla -retumbó, pensando en Paula.


Quería que Sutherland tenga éxito, tanto
por el bien del individuo, y de Esperanza de Sinclair.


Pedro se puso de pie, listo para volver a la casa de huéspedes.


-Tengo que volver y comprobar cómo esta Paula.


-Te dije que debían tomarlo con calma debido a la altitud, Pedro. Hiciste algo para dejarla sin aliento? - Preguntó Gustavo en voz pseudo inocente.


Pedro pensó en hacer el amor trascendental anteriormente en la piscina de aguas termales. Miró a Gustavo mientras respondía -Estoy seguro que demonios espero - En cuanto a Sutherland, agregó -Buena suerte. Espero que todo salga bien - Estrechó la mano de Joaquin y se dirigió a la puerta, en silencio esperando que esta mujer que a Joaquin le importaba fuera tan inteligente y tuviera un corazón tan grande como Joaquin afirmó que lo tenía. Ella, sin duda lo va a necesitar.