domingo, 5 de agosto de 2018
CAPITULO FINAL (CUARTA HISTORIA)
Dos meses después.
-Eso se ve bien. Exactamente lo que iba a hacer -dijo Pedro a Paula alentando por encima del hombro mientras se sentaba mirando a su cartera financiera en su computadora, la cartera que ahora estaba construyendo para su hijo.
Ella explicó su razón de ser a él como ella hizo su inversión. Pedro animó, y señaló pros y los contras, pero dejó que su figura cosas por su cuenta una vez que superó la caída de pensar como un inversor.
Se había calmado considerablemente sobre el bebé, pero nunca dejó de preocuparse. En lugar de su comportamiento de macho alfa, en realidad la consoló. Estaba aprendiendo, especialmente de las mujeres en su vida, exactamente cómo manejar el ocasional comportamiento de Pedro. Sobre todo, Paula se sentía amada, y que era una sensación que no cambiaría por nada. Pedro su mimado, su apreciado, y francamente a su mal estado.
A cambio, ella trató de hacer lo mismo para él.
Se supone que no había nada que realmente podría hacer para demostrar lo mucho que lo amaba, pero no le impidió intentarlo.
Los últimos meses habían sido un período de ajuste, pero extrañamente, no habían sido difíciles. Teniendo en cuenta que se casaron a los pocos días después de que ella descubrió que estaba embarazada, Paula habría esperado
que haya algunos momentos difíciles. No había.
Realmente no. Ella y Pedro parecían... en forma, cada vez más cerca cada día hasta que ella no podía recordar lo que había sido su vida sin su presencia allí, y que no quería recordar. Pedro era su mejor amigo, su amante, y ahora su marido y el padre de su hijo no nacido. Después de su historia traumática, ella sentía como si estuviera viviendo un sueño, un sueño precioso que nunca esperó.
-Viniendo de ti, me lo tomaré como un cumplido - Paula respondió.-Eres el hombre más inteligente que conozco - Ella firmó de su cuenta y se levantó de la silla.-Creo que es el momento de ir a de lo Magda. No puedo esperar para tener los bebés de nuevo.
Su hermana había entrado poco antes de su fecha de parto, pero ambos bebés estaban sanos y ya con su padre felizmente loco porque no estaban en el mismo horario de alimentación.
Ella y Pedro se había ofrecido para ayudar a
Samuel y Magda una noche libre para que pudieran salir de la casa. A decir verdad, no era un sacrificio por el bien de ellos, ya que ambos estaban completamente enamorados de su nueva sobrina y sobrino.
-¿De verdad crees que vamos a ser capaces de tirar de cualquiera de ellos lejos de los bebés?- Preguntó dudosamente Pedro.
-Van - Paula contestó con terquedad. -Ambos se ven desgastados. Ellos necesitan un descanso.
-Samuel se ha ido de sí al preocuparse porque universidad van a elegir. Eso me hizo pensar…
-Ni siquiera comiences - Paula le advirtió, poniendo sus brazos alrededor de su cuello. Pedro y Samuel estaban mal el uno al otro cuando empezaron a hablar los niños. Cuando Simon se metió en la mezcla, que era aún peor. Cada uno de ellos estaba más que listo para planificar los próximos dieciocho años de la vida de los niños para ellos antes de que pudieran hablar.
-¿Qué?- Pedro preguntó inocentemente, apretando sus brazos alrededor de la cintura de Paula -Estamos pensando en su futuro.
-Se puede esperar hasta que tengan algo que decir en ese futuro - Paula le dijo rotundamente. -Les puedo decir por experiencia que aspiras a tener su futuro planeado por ti.
-Nunca haría eso - dijo Pedro con voz ronca. -Sabes que yo nunca forzaría nada en nuestro hijo.
Paula lo sabía.-Lo siento. Es un tema delicado. Sé que no lo harías.- Pedro estaba excitado, y ella no quería matar ese entusiasmo por él.-Es mi propia inseguridad. No eres tú. Son las hormonas. Parece como si estuviera ya estuviera de mal humor, llanto, hambre, cachondo.
-Pero eres hermosa en cualquier estado de ánimo- Pedro le recordó con una sonrisa.-Yo prefiero el estado de ánimo cachondo, sin embargo.
Una risa sobresaltada escapó de la boca de Paula. No importaba de qué humor estaba Pedro podría cambiar desde irritable a cachondo en cuestión de segundos.
Ella alzó la vista hacia su rostro amado, guapo y ojos líquidos con un suspiro.
-Mi alma gemela. Sucede que preferiría que el estado de ánimo a mí mismo - le dijo con una sonrisa.
-Tú eres mi alma gemela, Paula. ¿Recuerdas cuando me preguntaste si creía que había una persona para cada uno de nosotros? No estaba seguro de lo que pensé entonces, pero ahora lo sé. Si soy agobiante y molesto, sólo recuerda que no puedo vivir sin ti nunca más.
Paula asintió.
-Lo sé. Me siento de la misma manera.-Levantó el pie sobre la silla.-Rehíce mi tatuaje.
Su tatuaje de henna se había desvanecido, y se había reemplazado con otra imagen, utilizando
materiales que se sabía que eran seguros para el bebé.
Pedro estudió durante un momento antes de reconocerlo.
-Cambiaste por completo. Es un levantamiento del Phoenix, igual que el mío .
-No me siento como una mariposa - admitió - Me siento como si hubiera vuelto a nacer y estoy lista para empezar a vivir por primera vez. Gracias a ti. Una mariposa es demasiado frágil. Me siento más fuerte que eso.
Pedro la agarra de la barbilla y la besó.-Tu eres fuerte. La mujer más fuerte que he conocido -Se tocó el fénix delicado, trazándolo con un dedo. -Hay muy pocas personas lo suficientemente valientes para escapar del condicionamiento que pasaste por y para convertirte en su propia persona, sin importar el costo.
-Yo no era valiente. Estaba sobreviviendo - Paula le dijo, perpleja.
-A veces, sobrevivir es mucho más valiente que la alternativa- Pedro dijo con gravedad.-Eres un
milagro. Mi milagro.
Paula pensó que era al revés. -Me salvaste.
-Me salvaste, cariño-contradijo.
-Quizás, sólo hay que decir que nos salvamos uno al otro - Paula respondió , sabiendo la importancia del papel que Pedro había jugado en la fabricación de su comienzo para poner las piezas de su vida destrozada de nuevo juntos de nuevo.
-El fénix es perfecto. Tienes razón. La mariposa es demasiado frágil - reflexionó. -Y finalmente
está volando.
-Aún no. Pero estoy trabajando en ello.
-¿Puedo hacer algo para hacer que vuele más alto? - Preguntó Pedro solemnemente. Puso la cabeza en su hombro y la meció con suavidad, su abrazo reconfortante y tranquilizador.
-Sólo ámame - murmuró.
-Entonces, puedes estar segura de que siempre estará volando - él respondió.
Paula hacia atrás para mirar una vez más el Phoenix que se levanta, y sabía que Pedro tenía razón. La mariposa que no podía escapar del capullo finalmente, ha sido sustituida por una criatura mitológica de gran alcance que siempre estaría en el aire. En este momento, el Phoenix fue apenas levantado de las cenizas, pero con el amor de Pedro, pronto estaría volando alto para el resto de su vida.
¿Cómo no podría? Se había casado con un hombre que la había amado y querido casarse con ella cuando él pensaba que era estéril, pero se había emocionado con la idea de tener un imprevisto niño suyo. Pedro la amaba incondicionalmente, y que continuó asombrarla cada uno y todos los días.
-Te amo - susurró mientras besaba suavemente la fuerte línea de su mandíbula. Era como si ella no le podía decir esas palabras lo suficiente.
Habían sido reprimidos en su interior durante tanto tiempo que lo único que quería hacer era decirle lo mucho que significaba para ella todos los días, varias veces al día.
Pedro la abrazó con más fuerza y ella bajó su pie al suelo para mantener su equilibrio.
-¿Sabes lo que me hace oírte decir eso -Pedro gruñó, con las palmas de las manos en su culo.
Ella lo sabía, pero ella le dijo que de todas formas tenía que decirlo y que amaba las consecuencias.
Pedro le dijo que la quería cuando le arrancó la ropa y la llevó a la habitación.
Llegaron un poco tarde para ser niñeros esa noche, pero Samuel y Magda nunca dijeron una palabra. Su hermana tomó una mirada en los labios de Paula hinchados, el pelo alborotado y sonrisa de satisfacción y le guiñó un ojo mientras ella y Samuel se fueron a regañadientes por la puerta .
Paula le devolvió el guiño, sonriendo mientras pasaba la cerradura de la puerta detrás de ellos.
Entró en la sala de estar para encontrar a Pedro con los dos bebés, uno en cada brazo, los tres dormidos. Su corazón dio un vuelco cuando vio la forma de protección que ocupó en los bebés, un brazo enroscado alrededor de cada pequeño cuerpo .
No era frecuente que los gemelos durmieran al mismo tiempo, pero Pedro parecía tener el toque mágico. Paula se arrastró hasta el sofá y se
acurrucó junto a Pedro , apoyando la cabeza en su pierna.
Fue uno de esos momentos en que todo en su vida era perfecto.
Estaba con Pedro, su sobrino y su sobrina.
La familia real!
Paula supo que había encontrado por fin el lugar donde realmente pertenecía. Durante toda su vida, todo lo que había querido era un verdadero hogar. Por último, se dio cuenta de que la casa no era sólo un lugar. Era un estado de ánimo. Y fue él. La vida era realmente todo sobre el amor, y mientras ella estaba con Pedro, ella siempre estaría en casa.
CAPITULO 42 (CUARTA HISTORIA)
Tú eres digna. Digna eres. Paula cantó el mantra en su cabeza, no del todo segura de que ella lo creía del todo todavía, pero el Dr. Miller dijo que la aceptación vendría con el tiempo. En este momento, ella sólo sentía maldita suerte.
La cabeza de Pedro se dio la vuelta de repente, como si sintiera su presencia.
-Hola hermosa... yo no te oí entrar - le saludó con alegría, con los ojos azules que refleja nada más que amor.
-Yo tenía una gran vista de tu culo. Yo no quiero arruinarlo - le dijo en tono de broma cuando él la
tomó en su abrazo de costumbre, recogiéndola por el culo y besándola como si no la hubiera visto en meses. En realidad, había sido esta misma mañana.
-Desnúdate conmigo, y estaré contento de dejar que me mires todo lo que quieras - Pedro susurró baja y seductora contra su oído.
Paula casi lo hace. En este momento, lo único que quería era estar tan cerca de Pedro como pudo.-La cena- le recordó ella juguetonamente,
sus brazos alrededor de su cuello, abrazándolo estrechamente a su cuerpo. Ya podía sentir la prueba muy difícil que pudiera respaldar su promesa con bastante facilidad.
-Bueno. Yo necesito para alimentarte primero - rugió, dejando que su cuerpo lentamente se deslizara por el suyo hasta que sus pies estaban de vuelta en el suelo.-¿Cómo te fue en el trabajo?
Paula puso los ojos en blanco, preguntándose si alguna vez Pedro superaría querer darle de comer hasta que estaba a punto de estallar.
-He reprogramado el trabajo para la próxima semana - ella le informó con cuidado.
-Entonces, ¿dónde estabas? Encontraste otro tipo ya? - Las palabras de Pedro la estaban
tomando el pelo, pero sus ojos eran graves.
-Fui a ver a Magda esta mañana. Y luego fui a una cita. Me tomé un tiempo -Paula se mordió el labio, sin saber muy bien cómo decirle a Pedro lo que tenía que decirle.
-¿Estás bien?- La preocupación en sus ojos iba aumentada.
-Estoy bien - Paula se puso una mano en la mejilla y sonrió. -Pero tengo algo que necesito hablar contigo acerca de… Algo importante.
Pedro le tomó la mano de su mejilla y la besó en la palma de la mano. Cambiando todos los controles de la cocina, cogió una cerveza y se sentó en la mesa. Sacando su silla, le hizo una seña para que se sentara. Se sentó, y Pedro se dejó caer en la silla a su derecha. -Habla- dijo bruscamente, toda su atención en ella.-Sea lo que sea, lo averiguaremos. Mientras no estés planeando decirme que no te casarás conmigo o te vas de nuevo, puedes cualquier cosa.
-Estoy embarazada.- Paula soltó las palabras que salieron antes de que pudiera pensar en ello. Habían sido guardado en su interior todo el día, y necesitaba el apoyo de la persona que le importaba la mayor parte de ella en el mundo. Al ver la expresión de incredulidad en su rostro, ella balbuceó sucesivamente.-Fui a ver a Magda esta mañana y he mencionado un par desíntomas. Ella me hizo tomar una prueba. Dos pruebas. Salieron positivas. Ella hizo un par de llamadas y me trajo a una amiga de ella, un médico obstetra. Ella ha hecho un montón de pruebas. Mi sistema reproductivo parece estar bien y estoy embarazada.-Ella se cubrió la cara con las manos.-Oh Dios. Lo siento mucho, Pedro. No sabía que me había mentido. No sabía que podía quedar embarazada. Sé que dijiste que no estabas seguro de que quería…
Pedro la arrebató fuera de su silla y la tuvo en su regazo tan rápido que detuvo su discurso patético. Las lágrimas corrían por su rostro, cada emoción que había estado cayendo por el interior de repente surgian de su cuerpo al mismo tiempo.
Choque.
Sorpresa.
Alivio.
Lamento.
Felicidad.
Y tantos otros sentimientos que Paula no fue capaz de identificar.
-Esto debería haber sido algo de lo que hablamos, algo que decidimos juntos- le dijo con pesar.
Pedro levantó el borde de su camiseta y se secó las lágrimas.
-Creo que fuimos nosotros los que lo hicimos, Paula- dijo suavemente. -Por favor, no llores. No deseas este bebé? -Parecía seguro, una
pizca de dolor y confusión en su tono.
-Yo lo quiero. Quiero a nuestro hijo tanto que duele. Pero teníamos planes. Y dijiste que no estabas seguro de que querías un hijo propio. Nunca debería haber tenido relaciones sexuales contigo hasta que supiera la verdad sobre por qué no era capaz de concebir. Resulta que puedo. Al parecer Ravi mintió.
-No es exactamente una sorpresa - raspó Pedro. -Bastardo!- En un tono más suave, mientras colocaba una mano sobre su vientre con suavidad, continuó -Quiero este bebé, también. Yo sé lo que dije, y podría haber adoptado fácilmente. Pero ahora que sé que estás teniendo a nuestro hijo, estoy en éxtasis. Sé que va a ser tan hermosa como su madre. Creo que estoy un poco con temor de que hicimos un bebé. Nuestro bebé.
Paula se limpió las lágrimas.-¿No quieres un niño?
-No - Él le sonrió, una sonrisa que se fue todo el camino a sus ojos, por lo que centellean alegremente.-Pero me gustaría tener un niño si eso es lo que me das. Estaría feliz de cualquier manera, corazón. Él o ella será nuestro hijo, y eso es lo que hará que el bebé sea especial, no importa del sexo que resulte ser.
Paula digirió esa información y le devolvió la Pedro.
-Estoy acostumbrada a los hombres que quieren
sólo los niños.-Fue la cultura india a querer un hijo varón. Conociendo a Pedro amaría y alimentaría cualquiera de los dos por igual era todavía un poco el choque cultural. Por otra parte, no debería haber sido sorprendente. Era... Pedro. - Va a cambiar nuestras vidas, mucho - le advirtió.
-Los planes están hechos para ser cambiados. Me quiero casar de forma inmediata. Yo quería pronto, de todos modos. Esto parece una razón
convincente para hacerlo mañana - Él le sonrió con malicia.
Pedro había estado tratando de hablar con ella en una boda rápida desde que se la había propuesto, y ella había querido esperar un rato porque Magda podría parir pronto, y quería a su hermana en su boda.
-Magda…
-Magda puede venir si lo hacemos sólo unas pocas personas en su casa y de Samuel Vamos a poner los pies en alto y ella podrá estar allí - dijo Pedro convincente. -Ya hablé con ella porque le dije que no podía esperar. Ella se ofreció.
Paula levantó una ceja.-Ella no me dijo.
-Le pedí que no te contara. Yo estaba pensando en convencerte esta noche - Pedro respondió con una sonrisa seductora.
-¿Me vas a atar a la cama otra vez? - Paula preguntó ansiosamente, sonrojándose ligeramente. -Siempre puede tratar de someterme de nuevo.
Que se iría para eso.
-No voy a atar a mi novia embarazada a una cama - Pedro respondió con voz firme, pero muy bien acogidos.
-No puedo creer que estoy realmente embarazada - Paula susurró, poniendo su mano sobre Pedro en su vientre.-Todos esos años cuando pensaba que no era capaz. Esto parece tan surrealista.
-¿Qué dijo el doctor? ¿Está todo bien? Deberías haber llamado. Me habría ido contigo.- Pedro sonaba irritado y preocupado.
-Yo no pienso en ello. Pensé que era un error. Creo que debemos haber concebido en la oficina de Teo en el hipódromo. El médico dijo que todo está bien - Ella dudó por un minuto antes de que ella comentara - supongo que eso significa que no voy a tomar el curso de conducción para obtener mi licencia de motocicleta en este momento.
-Claro que no! - Resonó Pedro. -No estarás incluso cerca de una motocicleta en este momento.
Paula suspiro.
-Supongo que esto te va a hacer un tirano.- Su naturaleza protectora probablemente iba a ser casi insoportable, pero era hecho con amor. Esto era nuevo para los dos. - Te acostumbrarás a ella - ella le dijo casualmente - Ambos lo haremos.
Pedro apretó sus brazos alrededor de su cuerpo.
-No, no lo harás. Samuel nunca lo ha hecho. Magda está más cerca a su fecha de vencimiento, más agotada de lo que parece. Me siento como si estuviera a punto de tener un ataque al corazón ya, y el huevo esta apenas fecundado, ¿verdad? Maldita sea. Necesito tomar prestado algunos de los libros sobre el parto de Samuel Y tenemos que conseguir cosas para un vivero. Y un bebé necesita ropa y un montón de otras cosas. Esta casa definitivamente no es a prueba de niños. Tengo que trabajar en eso.
Paula tomó la cabeza entre sus manos y lo besó, cerrando sus frenéticas palabras, y es de esperar su mente hiperactiva. Le encantaba la forma en que se preocupó lo suficiente para cavilar sobre su bienestar y ahora el bebé, pero cuando llegó a lo obsesivo, tenía que encontrar una manera de calmarlo. Y besándolo parecía ser la única manera de hacerlo.
Pedro se hizo cargo del abrazo casi de inmediato, besándola con una apasionada intensidad que la dejó sin aliento. Ambos terminaron jadeante, Paula apoyando la cabeza en su hombro.
-Tienes tiempo para hacer todo - Paula jadeó - Y la última cosa que necesitas en este momento es hablar con Samuel Es un naufragio. Magda va a tener gemelos, por lo que probablemente te dirán un montón de historias de horror acerca de lo que podría salir mal. Las mujeres tienen bebés todos los días.
-Es diferente. Mi mujer no tiene bebés todos los días - murmuró Pedro.
-Te amo. Llévame a la cama - instó con una voz que Pedro nunca había sido capaz de resistir.
-Podemos hablar de todo más tarde. En este momento sólo quiero estar cerca de ti.
Su alivio por el hecho de que Pedro realmente quería este bebé tanto como ella la tenía loca de felicidad, y lo único que quería era estar unida al hombre que amaba de la forma más elemental de todas las formas.
-La comida - argumentó Pedro.
-Tú- Paula contrarrestando, deslizando su mano hacia abajo a la parte delantera de sus pantalones y agarrando suavemente su pene a través de la mezclilla -Estoy hambrienta de ti.
Pedro se quejó. -Te amo, también, y me estás empujando, mujer.
-Lo sé. Tengo la intención de empujarte por encima del borde de placer - ella respondió con picardía - Todo lo que necesito es que estés dentro de mí en este momento.
El gran cuerpo de Pedro se estremeció, todas sus defensas bajando mientras la miraba a los ojos.
-Quiero darte cualquier cosa y todo lo que te haga feliz. Eso es todo lo que quiero.
-Entonces no es necesario que me dieras cualquier cosa menos tu amor
Paula le dijo con sinceridad, con el corazón en sus ojos mientras ella le devolvió la mirada.
-Bebé , siempre lo tendrás - Pedro le dijo con confianza, poniéndose en pie con ella en sus brazos .
-Entonces yo siempre seré feliz.- Paula suspiró mientras Pedro se dirigió hacia el dormitorio.
Pedro no se olvidó de darle de comer. Sino que comieron más tarde. Mucho más tarde.
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