martes, 18 de septiembre de 2018
CAPITULO 28 (SEPTIMA HISTORIA)
Los observó hasta que todos dejaron la habitación y cerraron la puerta al salir.
—¿De verdad vas a quedarte aquí conmigo? —preguntó Pedro con una vulnerabilidad atípica en su voz áspera.
Paula ya había hablado con su jefe, le dijo que necesitaba tiempo para reponerse y para ayudar a la familia Alfonso. Él le dijo que se tomara unas vacaciones.
—Tanto tiempo como me necesites —contestó ella. Sus ojos se encontraron con los de Pedro; desearía poder absorber parte del dolor que todavía se veía reflejado en su mirada.
—¿Hablabas en serio sobre esa mamada? —preguntó esperanzado.
—Cuando estés curado —respondió ella intentando reprimir una pequeña sonrisa.
—No… cuando tú estés curada —respondió Pedro acaloradamente. Sus ojos recorrieron su rostro hinchado.
Ella se acercó más a él y apoyó la cabeza sobre su abdomen con delicadeza, por encima de la sábana blanca impoluta. Se sentía agotada emocionalmente y muy agradecida de que Pedro siguiera con vida.
—Tenía miedo —admitió con un susurro de culpabilidad.
Quizás se suponía que no debía sentir tanto miedo como agente federal, pero había estado aterrorizada de que Pedro pudiera terminar muerto. Ella misma asumía ese riesgo todos los días haciendo su trabajo, y encontraría su final si eso era lo que hacía falta para sacar de las calles a los terroristas. Pero el miedo y la culpa que había sentido por involucrar a Pedro era la parte que no conseguía superar. Para ella, técnicamente él era un civil y lo había involucrado en una investigación del FBI que casi hizo que lo mataran.
—En esa situación en concreto, tendrías que estar loca o ser completamente estúpida para no tener miedo. Cariño, tú no eres ninguna de las dos cosas. Es una reacción natural. —Deslizó la mano por su cabello revuelto y le masajeó el cuero cabelludo—. Eres la mujer más valiente y con más agallas que he conocido nunca.
Paula suspiró y dejó que su cuerpo se relajara por primera vez desde aquella mañana, y saboreó la inexplicable conexión que tenía con Pedro hasta que llegó la enfermera para comprobar la vía y preparar a Pedro para que se fuera a casa.
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