martes, 14 de agosto de 2018

CAPITULO 27 (QUINTA HISTORIA)




-No puedo creer que no fueras a la oficina hoy. Vamos a trabajar mañana? - Preguntó, sabiendo que Pedro nunca perdió un día de trabajo.


-Claro que no. Necesitaré vendarte las heridas de nuevo más tarde. No vas a trabajar por un tiempo. Estás empezando las vacaciones antes de tiempo.- Pedro le lanzó una mirada obstinada.


Paula puso los ojos en blanco.


-Estoy bien. No es necesario que cuides de mí .


-Voy a - respondió con irritación. -Así que acostúmbrate a ello.


Paula se cruzó de brazos frente a él, secretamente amaba a su protector, pero estaba confundida al mismo tiempo.


-¿Por qué? Sólo soy un empleada. No es como si fuera Mia o Kevin. Puedo entender que te entrometas en su vida. ¿Pero por qué yo?"


-Yo no me meto en sus vidas- Pedro respondió de mala gana.


-Oh, así que en realidad no hace desaparecer a Mia durante dos años para que su ex no pueda hacerle daño a ella, y no le dijo a una sola alma a excepción de su seguridad? Y que acababa de pasar en Colorado, cuando ese mismo ex tuvo un accidente automovilístico fatal 


¿Pensaba Pedro que ella estaba completamente ciega y sorda? Ella era su ayudante. Que vio y oyó todo lo que sucedió en su oficina en su mayor parte.


-¿Como demonios sabes de eso? - Pedro le lanzó una mirada láser aguda.


-Sé que Mia te llamo buscándote el día antes de que desapareciera y ella sonaba molesta. Luego desapareció al día siguiente. Todos los días después de eso, tuvo una reunión de seguridad por la mañana temprano, algo que nunca habías hecho antes. Nunca te ha importado una mierda tu propia seguridad. Y sé que estuviste distanciado de Kevin y Mauro. Por encima de todo, sé que no os entristeciste como sé que lo harías si pensaras que algo realmente le había sucedido a tu hermana.


-Durante todo ese tiempo, lo sabías? - Pedro respondió con incredulidad.-Y nunca le has dicho a nadie.


-¿Por qué habría de hacerlo? Me di cuenta de que estabas de alguna manera tratando de protegerla - preguntó a Paula, desconcertada. -¿Por qué debería poner en peligro tu seguridad? Soy tu ayudante. Nunca te traicionaría.


-¿Cómo puedes saber con certeza que estaba protegiéndola? ¿Y si hubiera hecho algo para tratar de deshacerme de ella? Lo que deseábamos su parte de las acciones y el negocio.


Paula resopló. Obviamente Pedro nunca se había visto a sí mismo cuando miraba a Mia, su amor por ella se muestra en la profundidad de sus ojos. Tal vez no se expresó bien, pero su amor por su hermana era evidente.


-No es posible - Paula respondió rotundamente. -Yo no entendía todo lo que estaba pasando, pero sé lo mucho que te preocupas por Mia, y eso era todo lo que necesitaba saber.


-Él la atacó, la golpeó y la chantajeó -Pedro admitió con voz ronca - Cuando finalmente me encontré con él, echó el cerrojo. Lo seguí. Él corrió convenientemente su coche por un acantilado. Pero he hecho que suceda. Lo maté. Y nunca he tenido una punzada de remordimiento. Yo estaba contento de que el bastardo estaba muerto para que no pudiera matar a mi hermana.


-Estoy contenta, también - afirmó Paula.


-No te asusta que soy un asesino?- Preguntó Pedro, su mirada oscura e insondable.


-No. Lo hiciste porque tenías que hacerlo para proteger a Mia. Sólo siento que tenías que soportar esta carga por ti solo.


-Tenía que hacerlo. No podía correr el riesgo de que Mauro y Kevin regalaran a su ubicación - dijo Pedro, su voz teñida de remordimiento.


Paula se preguntó si Kevin y Mauro realmente sabía el precio que Pedro había pagado, asumiendo la carga del conocimiento completamente solo.


-Amas a tus hermanos, Pedro. Siempre lo he sabido. No creo que alguna vez te hayas perdido uno de los partidos de fútbol de Kevin. Incluso sabe que siempre estabas ahí?- Paula siempre se había encargado de hacer los arreglos para que Pedro volara a donde quiera que Kevin estaba jugando, y luego volara de regreso el mismo día.


Pedro se encogió de hombros.


-Yo no quería ponerlo nervioso. Sólo quería estar allí.


Sólo quería estar allí. Paula de repente se dio cuenta de que su declaración realmente resumió simplemente lo que Pedro era: un hombre que quería apoyar a sus hermanos y no le importa si alguna vez tenía el mérito de ser un hermano increíble para ellos. Es más que probable, ni tampoco, Mia y Kevin nunca se dieron cuenta de cuán a menudo Pedro había estado allí para ellos sin ellos alguna vez realmente lo sepa.


Mia sabía cuánto calor Pedro había tomado con el fin de mantenerla oculta y segura, de lo mucho que había tenido que aislarse de su propio hermano y su cuñado? Sabía ella cuánto Mauro y Kevin le habían resentido por lo que hizo? 


Kevin le hizo darse cuenta de que Pedro había hecho de todo eso uno de sus juegos, y lo devastado que Pedro había estado por el accidente de Kevin? Se había pasado casi todo su tiempo en el hospital tras el accidente de su hermano.


-Eres un hermano increíble, Pedro Alfonso - Paula le dijo en voz baja.-Hubiera dado cualquier cosa por tener a alguien como tú.


-Todavía no quiero ser tu hermano- Pedro respondió agresivamente. -Quiero cogerte demasiado- Se levantó y se dirigió a la encimera de la cocina, sacudiendo algunos ibuprofenos y entregándoselos a ella. -Toma estos. Vamos a tener que cambiar los vendajes .


Paula tomó las pastillas de su mano y se los tragó con un sorbo de café.


-Son muy pocos arañazos,Pedro -Él frunció el ceño y respondió,


-Es necesario para que no se infecten- Hizo una mueca cuando se sentó de nuevo.


-Está haciéndote daño  -comentó con recelo. -¿Tienes una herida? Me pareció que estas cubierto.


-Sólo contusiones y raspones-respondió Pedro, que sopla desde su preocupación -No es una gran cosa.


-Tienes dolor. Déjame ver -ella le dijo con una voz sin sentido.


Pedro, obediente, se volvió en su silla y se levantó la camisa. Paula se quedó sin aliento cuando vio una contusión en el tamaño de su mano en la parte baja de la espalda. Llevó su mano y lo tocó ligeramente con la yema del dedo.


-Oh, Dios mío, Pedro. Lo siento mucho.


-Aterricé en un bloque del aparcamiento cuando golpee el suelo. Se curará - respondió con brusquedad.


-Es posible que necesites radiografías. Si te rompió algo? 


-No lo hice. He tenido bastantes lesiones para saberlo.


-¿Hay más? ¿Dónde las tienes? - Paula se horrorizó y enfermo por el hecho de que ella no había sabido que Pedro había estado tan herido.


Pedro se volvió lentamente la cabeza y le lanzó la sonrisa más malvada que había visto nunca.


-Cariño, para que veas todos ellos tendría que dejar caer mis pantalones. Pero yo estaría más que feliz de mostrarte asi me tocas todo


Paula tragó saliva, desgarrada entre el deseo de ver las contusiones y sabiendo que realmente no debe mirar a su jefe multimillonario bajándose los pantalones.


-¿Son malas?- Dijo con voz ronca.


-El que está en mi espalda es probablemente el peor. Es el lugar donde me golpeó el bloque de
aparcamiento. Pero voy a estar encantados de
mostrarle. -Empezó a levantarse.


-No, no,-dijo ella a toda prisa - Voy a tomar tu palabra. Sin embargo, si el dolor te hace mal, te
llevamos para las radiografías. No puedo creer
que estés preocupado por unos pequeños rasguños en mí cuando ya estás todo peor de los momentos. ¿Estas lastimado en otro sitio? 


Pedro se sentó lentamente mirando hacia abajo.


-Mi pene me está haciendo daño. ¿Quieres tocar? - Le preguntó, pero la mirada en sus ojos estaba tomando el pelo.


Toda la cara de Paula se puso roja, las contundentes palabras de Pedro dejándola sin habla por un momento.


-Tienes una mente sucia- ella lo castigó a la ligera..-Y estoy realmente preocupada por lastimarte.


-Estoy lastimando. Y ese es el peor dolor que tengo -Pedro le dijo sin rodeos mientras la observaba con avidez.



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