viernes, 27 de julio de 2018
CAPITULO 14 (CUARTA HISTORIA)
Paula se estremeció al sentir su mano moviéndose lentamente por su vientre, acariciando su piel desnuda mientras se movía más y más. El botón de sus pantalones vaqueros se abrió, tiró de la cremallera hacia abajo con impaciencia, y de repente, los dedos de Pedro estaban allí cuando los necesitaba, se desliza fácilmente a través de sus pliegues húmedos y en su clítoris. Cada golpe de sus dedos con talento atrajo un gemido desigual de sus labios. Ella cerró los ojos, el placer era tan agudo e intenso que casi la hizo venir.
-Sí - susurró. -Tócame- Abriendo sus muslos más amplio, ella envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Pedro, empujando hacia adelante con cada golpe de sus dedos.
-No sé si puedo soportar esto.- El pecho de Paula subía y bajaba, todo su cuerpo temblando de la intensidad de su inminente clímax.
Ahuecando la parte posterior de la cabeza, Pedro exigió:
-Tomalo, Paula. Disfruta el viaje. Mírame.
Sus ojos se abrieron, obediente, todo su cuerpo en llamas mientras su mirada se encontró con la suya, el fuego azul disparo desde sus ojos casi la incineraron.
-Ven por mí, cariño. estas tan húmeda, eres jodidamente caliente. Toma lo que necesitas y deja que todo vaya.
Pedro fue implacable, sus dedos acariciando repetidamente sobre su clítoris, burlándose de ella en un frenesí de necesidad caliente, revuelto. Su voluntad era fuerte, y Paula podía sentir su determinación. Al final, ella tenía muy poco remedio que la dejó tirada por encima de su punto culminante, incapaz de contener sus gemidos y quejidos, ya que sacudió su cuerpo sin poder hacer nada.
-Kade-gimió cuando finalmente cerró los ojos, incapaz de soportar la mirada intensa en su hermoso rostro.-Es demasiado.
Siguió acariciándole cuando su orgasmo se calmó, extendiéndola, mientras que los labios de ella eran capturados en un beso, un gemido masculino escapo justo antes de que apretara la boca a la suya.
Envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, lo besó como si su vida dependiera de ello, saboreando el sabor de él, deseando poder meterse dentro de él y no volver a salir.
Poniendo fin al abrazo apasionado, Pedro sacó su temblor del cuerpo contra el suyo y acunó la cabeza en su agitado pecho. Tanto sus brazos envueltos alrededor de sus bandas de acero como, sujetándola contra él como si fuera alguien valioso para él. Y por sólo unos pocos momentos en el tiempo, Paula se dejó disfrutar del lujo en las sensaciones de su cuerpo, se deleitaban en el sentido de pertenencia. Tratando de apagar su cerebro que le estaba diciendo que lo que había pasado no estaba bien, Paula dejó que su salida a corazón por una vez en su vida, y envolvió sus brazos alrededor de Pedro, del fuerte cuerpo, dejando que llevara a cabo su cierre. Tal vez fue una falsa sensación de protección, pero se sentía tan bien que no quería que terminara.
-La mejor maldita cosa en el mundo-dijo en un susurro Pedro arrogante, masculino contra su oído.
-¿Qué?-,Murmuró, confundida.
-Así es como se ve una mujer cuando acaba, cariño- Pedro respondió con arrogancia-Y es malditamente fantástico.
Sabiendo que probablemente debería estar mortificada porque acababa de dejar que un hombre al que apenas conocía la llevo al clímax en la mitad del día en un mostrador de la cocina, Paula abrió la boca para darle un escarmiento
por su arrogancia. Pero luego la cerró de nuevo, no hay palabras habladas.
Honestamente, no podía responder. Él estaba en lo correcto. Que mejor que bien. Pedro había sacudido su mundo, y algo le dijo que nunca sería la misma otra vez.
Finalmente, ella simplemente dijo-Gracias.
-Por qué?- Preguntó Pedro, confundido.
Paula no estaba segura de que realmente podría explicar, estaba segura exactamente cómo expresar lo que sentía.
-Porque me siento como una mujer deseable- ella respondió con sencillez. ¿Cuánto tiempo se había sentido rota y defectuosa porque sus órganos femeninos eran incapaces de producir un niño? -No me siento tan dañada.
Pedro tenía los brazos apretados alrededor de ella en un acto reflejo.
-Si piensas que estás dañada, debes ver a mi jodida pierna- se quejó.
-Debes ver mis jodidas partes femeninas- replicó ella suavemente, tratando de burlarse de sí misma para sacar la mente de Pedro de su
lesión. Honestamente, nunca había visto sus partes dañadas. Ella sólo sabía que era defectuoso internamente.
-Si eso es una invitación, yo estaría más que feliz de verlas- la atractiva voz de barítono que Pedro .-Todo se sintio perfecto para mí, pero me gustaría hacer un examen más detenido
Al darse cuenta exactamente lo que había dicho para distraerlo, Paula rió con deleite, comenzando a sentir un poder femenino que nunca antes había experimentado. Su risa terminó en corto por la tos, un poco del efecto residual de su enfermedad.
-Maldita sea. Se me olvidó que aún estás enferma- dijo Pedro como si estuviera irritado consigo mismo.
-Estoy bien- le dijo rotundamente.
Pedro la levantó suavemente desde el mostrador, dejando que se deslizarse por su cuerpo antes de encontrar sus pies.
-Vas a descansar antes de comer la cena-respondió con ansiedad, enderezando su ropa antes de tomar su mano y tirando de ella suavemente para llevarla fuera de la cocina.
Paula apenas tuvo tiempo para recoger su bolso y la bolsa antes de que ella lo siguiera.
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Me tiene fascinada esta historia.
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