sábado, 28 de julio de 2018
CAPITULO 17 (CUARTA HISTORIA)
Verla escabullirse alrededor de la habitación, tirando frenéticamente cajones abiertos, le hizo sonreír aún más ampliamente. Se veía tan adorable cuando estaba agotada. Rebuscó en su bolso, sacó un sujetador, lo sacudió y se lo puso. Pedro frunció el ceño, pensando que era una verdadera lástima.
-¿Me puede agarrar una camisa? - Preguntó con nerviosismo, mirando en el espejo y con el ceño fruncido a su reflejo.-Me parece que me caí justo fuera de la cama - dijo ella, con voz temblorosa.
-Lo hiciste. - respondió en tono satisfecho de sí mismo. Sabiendo que era su culpa, ella se revolvió un poco, le daba ganas de llevarla de vuelta a la cama y terminar el trabajo.
-No quiero que sepan que…- entre dientes, buscó un cepillo tirado en su bolso y tirando de él sin piedad por el pelo largo.
-Pedro? -La voz de Mia sonó de nuevo, esta vez más cerca.
Se dirigió a la habitación de la puerta y gritó:
-Vamos a estar en un minuto.- La última cosa que quería era ser encontrado por Mia, Mauro, y
Magda con Paula en el dormitorio. Su aparición daría lugar a preguntas que no podía o no quería responder. Supuso que debería tener otra camisa para sí mismo, pero él se acercó al armario y hojeó la selección que Mia había escogido para Paula. Sacando una de seda de color rojo brillante con un diseño negro de remolino, la sacó de la percha y se la acercó a Paula. Se llevó la camisa abierta mientras ella deslizó sus brazos en las mangas y rápidamente se abrochó la parte delantera. Tomó el cepillo de la mano y la puso sobre la cómoda.
-Deja de torturar a tu cabello. Te ves hermosa, -le dijo con aspereza, tomándola de la mano y la condujo a través del pasillo.
Agarró otra camisa de su dormitorio y se encogió de hombros antes de alcanzar su mano de nuevo.
-¿Lista?
-No. Soy una cobarde. No quiero ir allí - ella le dijo con honestidad, su voz entró en pánico.
-Entonces no lo hagas - le dijo simplemente. -Voy a ir y hacer algo. Si no estás lista para cumplir con ellos, pueden esperar .
Paula suspiro.
-No puedo hacerle eso a ellos. Han sido lo suficientemente buenos como para venir a verme. No puedo ser grosera. No quiero herir sus sentimientos.
Pedro se encogió de hombros.
-Seguro que puedes. Si no estás lista, entonces pueden esperar -En realidad, su principal preocupación era sí o no Paula estaba cómoda. Magda, Mia, y Mauro estaban aquí porque no podían contener su curiosidad; Paula estaba cagada de miedo.
-Estoy bien - murmuró, apretando el agarre de su mano.
Paula se aferraba a él, pero no tenía quejas. Ella podría apoyarse en todo lo que quería de él.
Que estaría allí para ella en cualquier momento que lo necesitaba. Esa era otra cosa que no podía explicar, que en realidad quería que la necesitara, para poder contar con él, para tenerlo de vuelta en cualquier situación mala.
Sacudiendo la cabeza en sus pensamientos, se le soltó la mano y pasó un brazo alrededor de su cintura, con lo que su cuerpo estaba fuertemente contra él en un gesto protector.
Ellos salieron de la habitación en silencio, pero Pedro no la dejó ir, incluso después de que llegaron abajo.
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Ayyyyyyyyyyyy me encantan, Pedro es un tierno con Pau.
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