lunes, 13 de agosto de 2018

CAPITULO 25 (QUINTA HISTORIA)




-Estúpido maldito bastardo - gruñó Pedro, el cerro de la parte superior de la caja con un golpe gigantesco.


Paula sintió que sus ojos se llenan de lágrimas, una abrumadora sensación de inutilidad dejándola aturdida.


-No era lo suficientemente importante. No importa lo que hice, no fue suficiente.


-No llores- Pedro le dijo ominosamente.-No vale la pena. Se acabó. Todo se paga y te puedes mover de nuevo, Paula. Era una lixiviación, una sanguijuela que no se preocupa por nadie excepto por sí mismo. No tenía nada que ver contigo. La mayoría de los hombres matarían por tener una mujer como tú. Es él, no tú.


La voz de Pedro era tan sincera que hizo que Paula tuviera mas ganas de llorar.


-Tengo que pagarte de vuelta. No soy tu familia, Pedro. No puedes simplemente entrar y hacerte cargo de mi vida. -Ella quería decirle que se fuera, estar enfadada. Pero en realidad, lo que estaba haciendo era una de las cosas más dulces que nadie había hecho por ella, así que ella estaba teniendo un tiempo difícil para conseguir cabrearse con él. Pedro fue terco, y lo utilizó para la gestión de todo. Pero cuando un hombre realmente escuchaba o se preocupaba por lo que quería, ofreciendo, o realidad, exigiendo que ella se dejara ayudar a hacer realidad sus sueños?


-Pensé que querías todo en el pasado - Pedro parecía confundido.-Y no, yo no soy de la familia, que es realmente un pensamiento bastante desagradable si se toma en consideración las ganas desesperantes que tengo por follarte. Eso sería incómodo.


Paula suspiro. Ella no tenía ninguna duda de que Pedro quería cogerla, pero no tenía idea de por qué.


-¿Es por eso que estás haciendo esto? - Los hombres simplemente no corren con el pago de facturas de sus empleados y la organización de
sus vidas cuando ellos tienen que hacer cosas mejores sin ninguna razón.


-No - respondió con voz ronca Pedro -Creo que sólo quería hacerte sonreír.


Eso le respondió. 


Ella buscó en el rostro de Pedro, las raspaduras que había recibido por salvar su vida el día anterior todavía evidente. Con el pelo revuelto, la cara llena de marcas rojas, con la ropa que consiste en pantalones vaqueros negros casuales y un jersey oscuro, que parecían casi... vulnerable.


Le temblaban los labios, por un momento mientras ella se quedó sin aliento, atónita. Y entonces, ella simplemente no podía ayudarse a sí misma; sonreía como una loca. Sí, ella estaba molesta de que había visto sus archivos personales, pero su deseo de complacerla estaba allí en su cara, y que hizo que su corazón cantara. Pedro Alfonso, el multimillonario extraordinario, se había tomado realmente la mañana para ayudarla, sin desear nada más que verla feliz.


-¿Es esto lo suficientemente bueno? - Le preguntó, aún sonriendo ampliamente mientras se abría camino hacia la cafetera.-Y vamos a
tener que hablar de cómo voy a pagar de vuelta y sobre lo malo que es ver a través de documentos personales.


Pedro se retorció.


-Esa sonrisa es lo suficientemente buena para tener una erección durante todo el día.


Paula rió mientras se servía una taza de café. 


Ella no pudo evitarlo.


-Pero lo querías- le recordó ella.


-Aun lo hago. Pero será malditamente incómodo. Creo que voy a tener que pasar otra noche en tu
cama a pajas con fantasías sobre nosotros - dijo sin rodeos. -Pero puedo garantizar que mis fantasías no se acercan a lo que era tu sexo bajo mis manos.


Paula casi se atragantó con el café. Su cuerpo se caliento de pensamientos del cuerpo desnudo de Pedro, y masturbándose en su cama mientras pensaba en hacer cosas muy malas con ella.


-No lo hiciste-ella lo negó.


-Oh, lo hice- Pedro respondió con malicia - Y fue una gran satisfacción saber que probablemente estabas recibiendo más placer en la cama con mis fantasías contigo de lo que nunca recibiste siendo su novia.


De acuerdo... tal vez él realmente lo hizo. Y eso hizo que Paula aún más se caliente. Si aún no habían sido exorcizados los fantasmas de su ex
cogiéndose a otra mujer en esa habitación, sin duda ahora ya lo habían sido. Cambiando de tema, se sentó junto a él en la mesa.


-¿Podemos hablar de mis nuevos términos de la oferta y del pago?


Desde luego no podía pasar un momento más pensando en Pedro tocandose.


-No - respondió simplemente, recogiendo su propio café y tomando un trago.-Consideramos que es una ventaja. Aunque yo no diría si me dejas ser la primera persona para leer el segundo libro de la serie de tu fantasía. Me dejaste colgado.


-En realidad has leído la primera parte?, -Preguntó, sorprendida. Tenía que haber leído el manuscrito casi de inmediato para que ya ha
terminado.


-Te dije que quería leerlo. Es bueno, Paula. Realmente bueno. Que necesitas para terminar la misma? ¿El joven héroe finalmente llega a su princesa? 




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