miércoles, 15 de agosto de 2018

CAPITULO 30 (QUINTA HISTORIA)



Pedro se inclinó hacia atrás en su silla de oficina y cerró los ojos, tratando de no mirar en el escritorio la imagen de Paula tumbada en la parte superior de la misma, abandonada y desesperada. Él trató de no escuchar sus roncos gemidos de placer mientras se enroscaba mientras se acercaba a él.


¡Mierda! Él odiaba la maldita mesa. Era como la tortura trabaje en su oficina todos los días, tratando de no pensar en lo que había sucedido en la parte superior de esa misma mesa. A veces incluso juró que captó su aroma de vez en cuando, un fantasmal aroma de lo que había olido en su excitación.


Sus palabras sobre hacerle una mamada pasaron por su mente una y otra vez, haciendo su pene duro como una piedra, y los puños apretados en la parte superior de la mesa.


-Necesito un nuevo escritorio de mierda - dijo con dureza, pensando en que en realidad lo que
necesitaba era un exorcismo. Paula le perseguía
casi cada minuto de cada día. Y había conseguido aún peor ya había pasado el fin de semana con ella, dándose cuenta de lo mucho que adoraba casi todo sobre ella. Escuchar acerca de su infancia y sus vulnerabilidades acaba de hacer lo más determinado, aún más protector, para hacer de su vida todo lo que se merecía.


-Pagaste una fortuna por ese escritorio. ¿Por qué quieres deshacerte de él? -La voz de Kevin sonaba desde el interior de la puerta del despacho de Pedro.


Al abrir los ojos, Pedro vio a su gemelo con una mirada de disgusto.


-Yo no.


-Me lo llevo si deseas reemplazarlo - dijo Kevin casualmente, cerrando la puerta y en movimiento para caer en la silla frente al escritorio de Pedro.


Oh diablos, no. De ninguna manera Kevin va a utilizar el escritorio que Pedro había usado cuando le había hecho a Paula venir por primera vez.


-No - respondió con rabia.


-Bueno. Bien - Kevin levantó una mano en la derrota.-Creo que te he oído decir que querías un nuevo escritorio. Estaba ofreciendo a tomarlo
de tus manos. Yo quería ver cómo estaba Paula. ¿Has oído hablar de ella? 


-Sí. Lo está haciendo bien - Pedro le dijo a su hermano en un tono más suave.-Sólo deseo que ella estuviera de vuelta. La oficina no se maneja igual sin ella aquí.


-Extrañas luchar con ella - dijo Kevin en broma.


-Echo de menos todo de ella - admitió Pedro.


-Ella es... eficiente.


-Su ex realmente hizo un desastre en ella. Sofia me habló de él - respondió Kevin, su voz teñida de ira.


-Me gustaría matarlo, pero creo que podría alterar a Paula - dijo Pedro de mal humor.


-Lo estas pasando muy mal por ella, ¿verdad? - Preguntó en voz baja Kevin. -No lo niegues, Pedro. Te conozco desde hace un tiempo.


-¿Cómo lo sabes? - Pedro miró a su hermano con cautela.


-Estoy mal yo mismo. Puedo ver las señales. Creo que siempre has luchado con Paula para mantenerla a distancia. ¿Cuánto tiempo?


Pedro suspiró, no quería admitirlo, pero necesitaba hablar con Kevin.


-Desde el maldito día que la contraté. Había candidatos con más experiencia, las personas que tenían mejores calificaciones. Pero debo ser un maldito masoquista, porque yo la contraté de todos modos. No podía soportar la idea de no volver a verla.


-¿Lo sabe ella? - Preguntó en voz baja Kevin.


-Ella debería. Le digo todos los días como que quiero follarmela - se quejó Pedro.


Kevin tosió con fuerza varias veces antes de jadear.


-Muy romántico y suave, Pedro. Es todo lo que quieres de ella? 


¿Era qué…? Pedro no sabía exactamente.


-No soy romántico, y lo único que sé es que la mujer me vuelve loco.


-Esta herida, bastante mal, Pedro. Paula puede hacerse la dura, pero es frágil en este momento. Su autoestima fue maltratada. Si lo que quieres
es coger, consíguelo en otro lugar.


Pedro dio un puñetazo sobre la mesa de madera, haciendo que todo traquetee en la superficie.


-¿No te parece que he intentado? No quiero a nadie más. No puedo hacerlo con otra mujer. Sólo quiero… Quiero matar a cualquier hombre
que la mira, cualquier persona que le hace daño de alguna manera. Quiero darle cualquier cosa y todo lo que quiere. Quiero que sea feliz, joder.


Kevin sonrió a Pedro.


-¿Por qué no intentaste alejarla de su maldito ex primero?


-Debido a que no sabía que era un bastardo. Pensé que era feliz. Soy un grano en el culo, Kevin. Todos saben eso. Pensé que era mejor con un buen tipo.


-Y ahora que está soltera? - Pregunto a Kevin.


-Ella es mía - gruñó Pedro - No le estoy dando la oportunidad de conectar con otro perdedor. Si ella quiere un maldito, ella sólo me puede tomar.


Kevin se rió antes de responder con mayor seriedad,


-Es tu turno, Pedro. Has pasado toda tu vida cuidando de la empresa, los empleados, Mia, y yo. Es el momento para que puedas averiguar lo
que necesitas.


-La necesito - Pedro respondió desesperado. -Cristo. No sé cómo lo haces. ¿Cómo se necesita tanto a una mujer y sobrevivir? 


Kevin sonrió.


-No lo haces. Por lo que haces seguro de obtener su…


-Ella es terca - se quejó Pedro.-Ella ni siquiera quiere tomar la ropa nueva que compré para ella. Está en su maldito contrato. Yo le proporciono un nuevo vestuario.


Kevin hizo una mueca.


-Las mujeres son divertidas de esa manera. Sofia hizo lo mismo.


-¿Y qué hiciste?


-No hice caso de sus protestas. Ella finalmente lo superó y lo tomó de Magda como un regalo de su hermana.


- Paula se queja bastante - Pedro respondió con tristeza, sabiendo que había hacen que sea difícil para él. Pero aún iba a tratar de ignorarlo. Él le quería guardar la ropa. ¡Cristo! No era como que no se podía permitir.


-Lo sé - dijo Kevin felizmente.-Es una de las razones por las que creo que es perfecta para ti - Él vaciló antes de preguntar: -¿Qué hubieras hecho si Paula no se había enterado de que su ex era un idiota? ¿Y si se había casado en realidad? 


-No sé - Pedro respondió con honestidad.-Trato de no pensar en ello, trato de decirte que no importaba. Pero si todo se redujo a ese día, en ese momento, ya no estoy tan seguro de que no habría hecho cualquier cosa para evitar que ocurra. La única cosa que siempre me había dejado era la posibilidad de arruinar su felicidad. 
¡Mierda! No tengo ni idea de que nunca me di cuenta de lo cansada que estaba, o las cosas
miserables para ella. No sabía que tenía que trabajar en una maldita barra para llegar a fin de mes. Yo pensaba que tenía la vida perfecta, el novio perfecto, que estaba a punto de comenzar una carrera próspera. La quería, pero no pensé que era lo mejor para ella.- Él era un asesino y un bastardo insensible.


Había querido que Paula tenga otro mejor que él.


-¿Y ahora? - Preguntó Kevin solemnemente.


-Ahora voy a llevarla a comer. Después de comprender la mierda que ella soportó durante años, incluso estando conmigo sería mejor que eso. Yo la trato bien, Kevin. Yo le daría lo que quisiera.


-Nadie sabía lo que estaba pasando Paula. Ella lo ocultó muy bien. No es tu culpa. No creo que
ninguno de nosotros podía ver debajo de su
exterior duro - Kevin dijo a su hermano cuidadosamente - Creo que sólo necesita un hombre que se preocupe por ella. Por lo que me dice Sofia, la autoestima de Paula está bastante mal. Este maldito evidentemente, ha estado bajándole la autoestima mentalmente durante años.


-Él mató a sus sueños - dijo Pedro dureza.- No sólo la traicionaba ella y dejarla pegada con sus
cuentas, pero no apoyó su escritura tampoco.


-Paula escribe? - Preguntó Kevin, sorprendido.


-Sí. Historias increíbles. Ella tiene talento, y no estoy diciendo eso porque tengo una erección con ella. Ella tiene un don, y nunca se animó. La hizo renunciar, manipulando su pensamiento de que todo era su culpa o su responsabilidad. Todo lo que quería el bastardo era un boleto de la comida, ayudarle en la escuela. Estoy bastante seguro de que en realidad no tenía ninguna intención de seguir adelante con la boda en absoluto. Él sólo jugó con las debilidades de Paula para que lo apoyara. -Pedro apretó los puños en la parte superior de la mesa, deseando tener sus manos alrededor del cuello del ex de Paula.-¡Ella es tan inteligente y hermosa. No sé cómo logró convencerla de lo
contrario. Pero lo hizo. ¡Bastardo!


-A veces, no siempre nos vemos a nosotros mismos como lo harían otros, Pedro. Si alguien te pega el tiempo suficiente, lo empiezas a creer - Kevin respondió con tristeza.


-Paula, obviamente, no ve su propia valía, excepto por su trabajo. Ella puede estar segura en su trabajo, pero no en su valor como persona. Mira lo que pasó con Sofia.


Pedro sabía que lo que Kevin estaba diciendo era verdad, sabía lo que era ser golpeado hasta que no se podía ver la realidad. Él, Kevin, y Mia
habían experimentado durante su infancia y adolescencia. Por suerte, todos ellos se habían tenido el uno al otro. Pedro tenía un momento difícil comparando a Paula con Sofia, sus personalidades en la superficie de manera diferente. Paula era más tranquila, más tímida. -Paula está mejorando.


Kevin asintió.


-Ella esta. Pero tú y yo sabemos que se necesita tiempo para deshacer años de condicionamiento. Sofia y Paula tienen personalidades muy diferentes, pero creo que la razón por la que se hicieron amigos es porque entienden entre sí las formas que realmente importan .


-¿Cómo puedo solucionarlo? - Preguntó con voz ronca Pedro.


Kevin se rió.


-Ella no es un coche, Pedro. Es una mujer. Son mucho más complicadas.


-No jodas. No eres de mucha ayuda - Pedro miró a su gemelo.


-Creo que lo descubrirás. Si realmente te preocupas por ella, eso es todo lo que realmente importa. Es un infierno de mucho más de lo que
ella ha tenido en el pasado - Kevin se levantó y se dirigió a la puerta. Se dio la vuelta al abrir la puerta, mirando primero a Pedro y luego en su escritorio, y luego sonrió.-Creo que me di cuenta de por qué tienes una relación de amor / odio con ese escritorio.


Pedro vio que su hermano salió de la oficina, dejando que la puerta se cerraba detrás de él en voz baja, todavía trataba de averiguar exactamente lo que Kevin sentía de dicha afirmación. Ciertamente, Kevin no podía saber...


Sacudiendo la cabeza, Pedro miró el reloj, convencido de que Kevin nunca podría adivinar qué estaba realmente teniendo un problema
"escritorio frustración". Eran las tres en punto. 


¡Maldita sea! La mayoría de los días no le importa una mierda la hora que era, por cualquier motivo que no sea citas. Ahora, él quería que el maldito reloj avanzara más rápido.


Irritado, sacó el teléfono móvil del bolsillo y le envía un texto a Paula.


<Seis de la tarde en lugar de siete.>


Ahí. Esa fue una hora menos que tendría que esperar. Al menos ponía verla antes. Si Paula no estaba preparada o ella no veía su mensaje,
entonces, esperaría... o pensaría en otra cosa para llenar el tiempo...


Él puso su teléfono en el bolsillo y se volvió de nuevo a su equipo, preguntándose si había perdido por completo su mente, y pensando que era el hombre más desesperado y patético sobre la faz de la tierra. ¿Qué diferencia hacia una hora?


Su teléfono vibró que tenía un texto, y él lo sacó de nuevo con impaciencia. Fue de Paula, y no hubo palabras, sólo una imagen. Tocó la imagen y se acercó a la pantalla completa, una foto de la ropa interior roja delicada con las bragas rojas y apenas hay un liguero rojo.


Pedro casi dejó caer el maldito teléfono.


Él gimió en silencio y decidió que una hora igual va a hacer un infierno.




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