sábado, 4 de agosto de 2018
CAPITULO 40 (CUARTA HISTORIA)
Paula puso toda la furia de sus años, oprimidas en su batalla a vida o muerte con Ravi, pero no fue suficiente. La tenía en el suelo, su penetrante cuerpo casi la amordazaba ella. El temperamento de su ex marido había sido siempre como una correa corta, culpar al mundo por sus problemas y tomando a todos fuera de él. Pero había algo diferente, la mirada salvaje en sus ojos diciéndole que su mente se había roto por completo. Era obvio que no se había duchado en días, y su prioridad número uno fue verla muerta. Hubo un tiempo en que había estado temiendo que la matara por una lesión durante un golpe. Ahora, su muerte parecía ser su único propósito, su única intención.
Sus brazos, a sus lados con el peso de Ravi, Paula trató de resistirse a él, pero apenas podía, su peso y nivel de fuerza dificultaban sus esfuerzos para ceder. Él agarró su trenza, usándolo como un arma para mantener su cabeza cuando llevó el cuchillo a su cuello vulnerable. Despotricando en telugu, aumentó la presión, el filo del cuchillo comenzaba a cortar su piel, pero él no hizo el corte final.
Paula sabía exactamente lo que quería, quería que rogara por su vida, pero no importaba. ¿No había suplicado su perdón en el pasado por los desaires e injusticias percibidas que no había cometido? No la había salvado de una paliza horrible, y la mendicidad no la salvaría ahora.
Permaneció muda, lo miró a los ojos, locos, oscuros, con una mirada desafiante, algo que nunca hubiera hecho en el pasado. Que iba a matarla, pero ella nunca se disculparía por quién y qué era nunca más.
Ella era Paula Chaves, la hija de un hombre indio progresivo, que había ayudado a las mujeres indias a tener éxito en América.
Y el hombre encima de ella no era más que su asesino.
Preparada para un golpe mortal, Paula se sorprendió cuando Ravi fue levantado de su cuerpo más rápidamente de lo que sus ojos podían seguir, su cuerpo fue arrojado hacia atrás y en el suelo a sus pies. Se incorporó y gateó hacia atrás, mirando fascinada con horror como Gustavo Colter fácilmente había despojado a Ravi del cuchillo afilado, y lo dejó tendido en su piso sangrando, con un sencillo y muy potente disparo a la cara. Gustavo puso una rodilla en la espalda, manteniéndolo inmóvil mientras marcaba a la policía con un teléfono celular que había sacado de su bolsillo.
-C-cómo-d sabías? - Paula preguntó, mientras Gustavo volvía a colocar el teléfono en el bolsillo y la miró, sus ojos recorriendo su cuerpo clínicamente, como si estuviera buscando las lesiones.
-Teo me envió un mensaje - él respondió vagamente.
-Teo? - Paula trató de envolver su mente alrededor del hecho de que Gustavo y Teo se conocían entre sí, pero todo su cuerpo estaba temblando en reacción a su llamada cercana con la muerte. -¿Eres un policía?
-Amigoa. Y ex-militares de las fuerzas especiales - Gustavo respondió breve. -¿Estás bien? - Su voz se hizo más suave y más preocupada - Tu cuello está sangrando.
-Sí. Creo que sí - respondió ella, sabiendo que ella tenía suerte de estar todavía respirando.
Teniendo en cuenta la alternativa, que estaba bien. Ella puso su mano a su cuello, y la retiró manchada de sangre.-Solo un rasguño.
Gustavo hizo un gesto hacia el baño - Es mejor que limpiarlo antes que…
-Que mierda paso aquí? - El rugido de Pedro reverberó a través de la habitación.
-…Pedro Llegue aquí - Gustavo terminó con solemnidad.
Paula se volvió y miró a Pedro, su corazón martillando del estrés de su experiencia cercana a la muerte y su cuerpo temblando. Envolviendo sus brazos alrededor de sí misma, ella abrió la boca para contestar, pero Pedro la puso de pie y empezó a examinar su corte antes de que pudiera salir ninguna palabra.
-El bastardo te corto - Enfurecido, Pedro le echó la cabeza hacia atrás suavemente, mirando el corte y luego de vuelta al hombre que Gustavo había contenido.-Crees que está muerto? -Preguntó Pedro a Gustavo peligrosamente.
-Nah. Sólo esta frío. La policía está en camino. -Gustavo disparó a Pedro una mirada dudosa. -Ella necesita limpiar ese corte.
-Creo que deberías llevarla. Conoces de primeros auxilios mejor que yo - dijo Pedro, su voz alarmantemente baja y gutural.
-No te voy a dejar solo con él. Teo Me prometió que no lo harías. Entiendo tu enojo, Pedro, pero va pagar por lo que ha hecho - Gustavo respondió, aplicando más peso a la espalda de Ravi cuando se despertó, balbuceando en Telugu enojado.
Al oír la voz de su ex marido tenía otra vez a Paula temblando.
-Sácame de aquí, Pedro. Por favor.-Todo su mundo se inclinaba, la confusión y el miedo sacando lo mejor de ella en el momento.
-Llévala. Ella te necesita. No permitas que tu ira anule todo lo demás. La arruinarás. Teniendo una vida, buena o mala, cambia a un hombre- Gustavo le dijo a Pedro con dureza, sus ojos grises ahumados poco frecuentado - Haz que Paula sea tu prioridad en este momento.
Pedro recogió a Paula, la levantó del sofá y la envolvió en su abrazo.
-Ella siempre va a ser mi prioridad - dijo Pedro con voz ronca.
Gustavo asintió una vez , viendo a Pedro mientras recogía a Paula para llevarla al
baño . Pedro se movió alrededor del sofá, mirando al hombre en el suelo debajo de la rodilla de Gustavo con odio no disimulado. Pasó por encima de su cuerpo con un pie, el otro aterrizó en la mano extendida del hombre, de pie en gran medida arrancado de Pedro poniendo todo su peso hacia abajo y duro cuando Ravi gritaba de dolor. Era más que suficiente fuerza y peso para aplastar varios huesos y romper algunos dedos.
-Eso es por Paula y las otras mujeres que violaste, bastardo enfermo- Pedro gruñó, moviéndose hacia adelante con Paula aún en sus brazos.
Gustavo sonrió.
La policía irrumpió en el apartamento cuando Ravi gritaba de dolor.
Con su atención puesta en Paula, Pedro nunca miró hacia atrás.
Más tarde esa noche, Paula se sentó en medio de la cama de Pedro, devorando un sándwich y viéndolo pasearse por la habitación. Había estado despotricando por horas, y no se veía como si estuviera en lo más mínimo la herida hacia abajo. Después de que la había llevado a su casa, cuidado de ella, se aseguró de que tuviera una bandeja de comida y estaba sana y salva, que había empezado a recitar una lista de las cosas que iba a hacer para mantenerla a salvo.
-Sé que quieres sanar y ser independiente, pero se puedes hacer esas cosas aquí conmigo. Te quiero bajo mi protección- Pedro continuó su
razonamiento con brusquedad.
Paula lo observaba con un ojo lujurioso mientras mordisqueaba su sándwich. Vestido sólo con un par de pantalones de pijama, parecía obstinado,
varón, intratable, increíblemente caliente y al cien por cien.
-Prefiero estar abajo.
Paula susurró con añoranza bajo su aliento.
Llevaba la parte superior de su pijama, y podía oler su aroma tentador por toda la prenda.
-¿Dijiste algo? - Preguntó con impaciencia Pedro, al dar la vuelta y sujetándola con una mirada penetrante.
Paula agitó la mano. -No no. Continúa-Ella se cubrió la boca con la mano, ocultando una sonrisa.
Ella había superado su puesto cercano a la muerte hace horas, y no había ningún lugar que se sentía más segura que aquí, en la habitación de Pedro, con él acechando a su alrededor como un cabreado gato grande.
Se dio cuenta que su diatriba no iba dirigida a ella. Fue dirigido a sí mismo, en su nombre. Tenía que detenerlo antes, calmarlo y hacerle comprender que nada de esto era su culpa. Pero viendo su posesivo y obsesivo comportamiento hacia ella era sólo un poco intolerable.
Cuando dejó de hablar para tomar un respiro, ella preguntó con curiosidad,
-Así que Gustavo Colter es otro tipo rico? Un amigo tuyo? - Se habían ido a la comisaría para dar una declaración, y Gustavo había estado allí, pero Paula realmente no había sido capaz de hablar con él por mucho tiempo. Ella aún estaba conmocionada por la verdad de lo que su marido le había hecho a sus dos empleadas y lo vil que realmente era.
-Compañero de Teo. Yo lo conozco por Teo, pero ha sido amigo de Teo desde la universidad.
-Y él era el espía? - Paula preguntó inocentemente.
-No era como que…-Pedro respondió con irritación.-Colter no quería salir de Colorado hasta que su pierna se curó. Los inviernos son brutales y él estaba con un yeso, con muletas. Teo le encontró un lugar.
-Y que acaba de pasar a estar al otro lado de mi pasillo? En el mismo edificio de apartamentos? Por qué no podía quedarse con Teo? O al menos obtener un lugar más agradable si él es tan rico?- Paula dudó un momento antes de añadir:- ¿Y cómo satisfacer a una mujer en periodo de tiempo tan corto?
Pedro hizo una mueca. -La mujer era su hermana. Ella está felizmente comprometida, pero ella quería ver a Gustavo y asegurarse de que se sentía bien después del accidente. Sí. Bueno. De alguna forma pensamos que sería bueno tener a Gustavo mirándote. Es obvio que no me quieres o cualquier otra persona que supiera todo. Gustavo se ofreció y creó el apartamento para él. Sí... él es inmensamente rico, pero ha vivido en todas partes. Lo que te dijo acerca de ser de las fuerzas especiales era cierto.
-Pensé que era mi amigo - Paula dijo con nostalgia, decepcionada de que Gustavo sólo se había relacionado con ella debido a Teo y Pedro.
-Él es tu amigo. Créeme... si a Colter no le gustaras, no hubiera cuidado de ti, pero no le daría la hora del día. Es bastante crudo. Al igual que Teo. - Se detuvo en el centro de la habitación, Pedro la miró especulativamente. -¿Te gusta él?
-Paula se encogió de hombros.-Sí. Me gusta, aunque sólo fue enviado en una misión de espionaje por ti y Teo.
-No era un maldito espía. Él estaba allí para ayudar si lo necesitabas. Estabas sola…-se quejó Pedro. - Pero todavía quiero darle una patada en el culo por la aprobación de ese coche.- Después de una ligera vacilación, preguntó Pedro -¿Cuánto te gusta?
Paula dirigió la mirada hacia él, sorprendida. La voz de Pedro estaba irradiando los celos, y sus músculos de la mandíbula se retorcían. A pesar de estos hechos, parecía vulnerable.
-Me gusta como amigo. Era agradable para mí. Bromeó conmigo. No he tenido alguna vez un amigo.-Ella suspiró. -Pero no eres tú y nunca lo
será.- Paula se deslizó de la cama y fue a colocarse delante de Pedro, sin romper el contacto visual.-Cuando pensé que iba a morir, la única cosa que realmente me arrepentí es que nunca te dije lo que sentía por ti. Tal vez no debería contártelo ahora, pero no quiero volver a sentirme esa manera otra vez. Quiero que sepas exactamente lo que siento sin remordimientos.
-Dime - dijo Pedro con voz ronca.
-Te amo - Paula dijo en un susurro, apenas capaz de pronunciar las palabras por el nudo que tenía en la garganta.-Yo sé que no lo sientes y es probable que no lo quieras, pero está ahí, y estoy cansada de tratar de enterrarlo. Eres el que me estaba esperando en ese dibujo que hice de mí misma, el hambre que pensé que nunca sería satisfecho. Creo que te he deseado toda mi vida. Yo no lo sabía.
-Dime que lo haces en serio - exigió Pedro. -Pero te lo advierto, nunca, maldita sea, te dejare ir si lo haces. Oh diablos, nunca voy a dejarte ir, de todos modos. Pero quiero que me digas...
-Lo digo en serio. Pero no quiero que te sientas obligado porque…
Sus palabras fueron detenidas de manera efectiva por la boca de él, sus manos a ambos lados de la cabeza para mantenerla quieta mientras la devoraba. Su beso fue alternativamente carnal y adorable, exigente y su lengua y sus labios se adueñaron de ella. Él la agarró del culo, recogiéndola, sus labios nunca rompieron el contacto.
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Ayyyyyyyyyyyyyy qué lindos caps. Están re enamorados!!!!!!!!!
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