jueves, 9 de agosto de 2018
CAPITULO 10 (QUINTA HISTORIA)
Curiosamente, a pesar de que Paula amaba el trabajo que hacía en Alfonso mucho más que mezclar bebidas, se sintió más cómoda aquí en Sully. Puede ser que sea un trabajo abrumadoramente aburrido a veces, pero era un lugar donde podía ser ella misma, y no un manojo de nervios toda la noche como estaba en su trabajo en Alfonso. Puede que no sea tan interesante, pero era mucho más relajado. No estaba en el mejor barrio, pero la mayoría de los clientes eran clientes habituales, la gente que veía casi todas las noches, ya que era un bar pequeño y acogedor. Y Charlie Sullivan era un tipo paternal. Su jefe en Sully era diferente a su jefe multimillonario del infierno en Alfonso.
Si cualquier hombre le hablaba mal en modo alguno, Charlie arrancaba el culo de esa persona por la puerta. No aguantaba el acoso a sus camareros o camareras de cóctel.
Se estaba haciendo tarde, y la multitud en el pequeño bar estaba yéndose. Era miércoles por la noche por lo general había poco de todos modos. Limpió la barra, sonriendo a varios de los clientes que conocía, haciendo los pedidos de bebidas en entre su limpieza.
No le había contado a nadie en Sully sobre su ruptura con Ricardo. Ella nunca había tenido un anillo de compromiso, porque Ricardo nunca había tenido el dinero extra, por lo que no era como Tina o cualquiera de las otras damas de aquí en Sully había tenido ninguna indicación física de que había sucedido. Y era demasiado humillante para compartir el hecho de que su prometido se había tirando a otra mujer en su cama. Ella había mantenido sus problemas para ella misma, viniendo a trabajar aquí cada noche y sólo haciendo su trabajo.
La única persona a la que se lo había confiado era Pedro.
-Feliz cumpleaños, Pau! - Charlie Sullivan, un gran oso de hombre con el pelo rojizo y una voz en auge, salió de la habitación de atrás, con una bandeja de bebidas.
-¿Qué es esto? - Preguntó a Paula, desconcertada. Al día siguiente era su cumpleaños, pero que casi no quería que se le recuerde que ella estaba cumpliendo veintiocho años de edad, y ya no tenía un plan de vida de cualquier tipo.
Su jefe de mediana edad le dio unas palmaditas en la espalda cuando trajo las bebidas a una mesa vacía.
-Me dijiste el otro día que a pesar de preparar estas bebidas, nunca has probado ninguno de ellos. Creo que se necesita una sorpresa de cumpleaños. Es hora de probar algo nuevo.
-Tengo que trabajar mañana. Y tengo que volver a casa.-Ella dio a Charlie una mirada dudosa.
No le importaba beber la cerveza, o en
ocasión un vaso de vino, pero que era los límites de su experiencia con el alcohol. Después de haber sido la única hija de un alcohólico, no experimentó mucho con la bebida. Tal vez fue un poco extraño que fuera una camarera y sin embargo nunca había estado borracha.
Sin embargo, nunca tuvo el tiempo para respirar, y mucho menos con una resaca.
-Yo te llevaré a casa - respondió Charlie, tomándola por el brazo y la condujo de detrás de la barra.
-Vamos, Paula -Tina, una de las camareras, alentando cuando ella se acercó a la mesa. -Vive un poco. Bebe unos pocos.
-No he terminado por completo con mi limpieza- Paula protestó entre risas cuando Charlie le llevo a la mesa.
-Voy a limpiar. Y a hacer las bebidas de los que necesitan ser atendidos. Prueba los brebajes de tu instructor - animó a Charlie.
La mirada de Paula hacia la bandeja de bebidas, y luego alrededor de la barra. Sólo había unos pocos clientes habituales, y que ya habían concurrido alrededor de la mesa, dándole palmaditas en la espalda y ululando para celebrar su cumpleaños.
La bandeja consistía en casi todos Blow Jobs, una bebida que ella había hecho mil veces, y observó a las mujeres consumirla con fruición cada fin de semana. Charlie había acumulado la crema batida en los vidrios de tiro alto, lo que haría casi imposible que ella no hiciera un lío.
Vive un poco.
Realmente, Paula nunca había vivido, nunca hizo una cosa que no fuera cuidadosamente planeada. ¿Sería mucho daño al tratar de tener un poco de diversión sólo una vez, reír con unos amigos? No era como si ella iba a convertirse en una alcohólica. Al día siguiente era su cumpleaños, y ella iba a pasar todo el día tomando mierda de Pedro.
Hazlo, Paula. Por una vez en tu vida, haz algo espontáneo. Es una ocasión especial.
-Oh, demonios, ¿por qué no? - Admitió ella, tratando de alcanzar uno de los vasos de tiro alto.
-Oh, no - dijo Tina riendo, golpeando juguetonamente la mano de Paula. -Tienes que hacerlo de la manera correcta.
Paula lanzo gemido, pero dócilmente puso sus manos detrás de su espalda cuando Charlie las posiciona para ella. Que acababa de probar una vez. Tina puso la bebida en una servilleta sobre la mesa.
Paula había visto este hecho por otras mujeres a menudo, pero que lo hizo parecer mucho más fácil de lo que realmente era. Abriendo mucho la boca, sintió la ráfaga de dulzura sedosa golpeando sus papilas gustativas y cerró los labios alrededor del borde del vaso. Por desgracia, la bebida se deslizó y sólo se bebió la mitad de ella, el resto cayó por debajo de la parte delantera de su camiseta como el vaso de la boca y el suelo.
Todo el mundo se quejó, y luego se echaron a reír a carcajadas, animándola a intentarlo de nuevo. Tina se adelantó y le dio instrucciones sobre el arte de hacer Blow Jobs, y Paula intentó de nuevo. Era dulce, suave, y bajó fácilmente, el sabor delicioso. Ella lamió la crema de su boca y se fue por sólo uno más.
- Paula, si vas a hacer una mamada, hay que hacerlo bien. Inclina la cabeza hacia atrás más lejos y traga.
Pedro se detuvo en seco, todo su cuerpo se congeló al oír ese comentario en auge desde fuera del pequeño bar. Su mano se tensó sobre el pomo de la puerta hasta que sus nudillos estaban blancos.
¿Paula? En su puesto de trabajo? Tragar? Maldito Santo, no!
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